El vínculo entre Sostenibilidad y competitividad
La sostenibilidad no es una moda de usar y tirar, no es una flor de un día, sino un factor de competitividad esencial a las empresas y organizaciones.
Si se reconoce que la Agenda 2030 es una manera de organizar y concretar la “sostenibilidad”, es fácil entender que la Agenda 2030 tiene un papel vertebrador para organizar las diferentes actuaciones en materia de sostenibilidad.
En lo que concierne a las empresas y en su papel o rol fundamental en la participación para alcanzar los objetivos de la Agenda 2030, la sostenibilidad se ha convertido en un aspecto estratégico clave para su competitividad por varias razones de peso entre las que encontramos:
- Preocupaciones ambientales. Hay diversos impactos ambientales que ha generado o acelerado el hombre con sus actividades que está provocando daños irreparables o de muy difícil reversión en los diversos medios (acuático, terrestre y atmósfera). El cambio climático, la contaminación, el agotamiento de los recursos y otros desafíos ambientales son problemas globales. Las empresas tienen la responsabilidad de minimizar sus impactos negativos sobre el medio ambiente. Pueden, aunque sea en pequeña escala colaborar a reducir este impacto negativo al entorno.
- Cumplimiento normativo. Los gobiernos de todo el mundo están implementando regulaciones más estrictas en lo referente a la sostenibilidad. El incumplimiento de estas regulaciones puede terminar en sanciones considerables, problemas legales y daños a la reputación. Las prácticas sostenibles ayudan a las empresas a cumplir con las leyes vigentes en materia ambiental y de buen gobierno.
- Expectativas del cliente. Los consumidores son cada vez más conscientes de la sostenibilidad y, a menudo, están dispuestos a apoyar a las empresas que demuestran responsabilidad al respecto. Las empresas que adoptan prácticas sostenibles pueden atraer y retener clientes conscientes sobre la importancia de la sostenibilidad, lo que genera mayores ventas y lealtad a la marca.
- Reducción de costes. Las prácticas sostenibles, como la eficiencia energética y la reducción de residuos, pueden reducir los costes operativos con el tiempo. Por ejemplo, invertir en tecnologías energéticamente eficientes puede reducir la factura energética, con lo cual se mejora la competitividad de la empresa. La sostenibilidad también puede mejorar la gestión de recursos, lo que resulta en menos residuos y menores costes de producción.
- Mitigación de riesgos. Los esfuerzos en sostenibilidad pueden ayudar a las empresas a reducir los riesgos asociados con las interrupciones de la cadena de suministro, la escasez de recursos y los desastres ambientales. Diversificar las cadenas de suministro, adoptar prácticas de abastecimiento sostenible y reducir la dependencia de recursos finitos puede mejorar la resiliencia de una empresa, reduciendo su riesgo a imprevistos, accidentes e incidentes con proveedores y clientes.
- Innovación y ventaja competitiva. La sostenibilidad a menudo impulsa la innovación. Las empresas que invierten en tecnologías y prácticas sostenibles pueden desarrollar nuevos productos, servicios y modelos de negocio, pudiendo llegar a obtener una ventaja competitiva en el mercado. La ecoinnonavación relaciona la innovación con el respeto y la prevención del impacto ambiental del producto7servicio diseñado y puesto en el mercado.
- Expectativas de los inversores y los grupos de interés. Muchos inversores, incluidos los institucionales, consideran cada vez más factores ambientales, sociales y de gobernanza (ESG) al tomar decisiones de inversión. Las empresas que priorizan la sostenibilidad son más atractivas para los inversores que buscan valor a largo plazo y mitigación de riesgos.
- Compromiso de los empleados. Las generaciones más jóvenes de empleados, en particular, valoran mucho trabajar para empresas social y medioambientalmente más responsables y sostenibles. Demostrar un compromiso con la sostenibilidad puede mejorar la motivación de los empleados, los esfuerzos de contratación y las tasas de retención.
- Viabilidad a largo plazo. Las prácticas sostenibles a menudo se asocian con un pensamiento a largo plazo. Las empresas que consideran los impactos ambientales y sociales de sus operaciones están mejor posicionadas para un éxito duradero en un mundo cambiante. La sostenibilidad es un aspecto estratégico, que día a día se va implementando las acciones oportunas.
- Reputación e imagen de marca: las iniciativas de sostenibilidad pueden mejorar la reputación y la imagen de marca de una empresa. Las asociaciones positivas con la responsabilidad ambiental y social pueden atraer clientes y socios y, al mismo tiempo, proteger contra daños a la reputación. Pasar del precio al aprecio.
Por todo lo anterior, contemplar y trabajar en sostenibilidad es fundamental para las empresas. Colaborar en los desafíos ambientales actuales, así como participar en la construcción de una sociedad más justa y democrática, se alinea con las expectativas de los consumidores, reduce costes y riesgos, impulsa la innovación y mejora la competitividad y reputación general de una empresa. Adoptar la sostenibilidad no es sólo una opción responsable sino también estratégica que puede conducir al éxito a largo plazo. Sin duda alguna apostar por la sostenibilidad es apostar por conseguir una empresa más competitiva.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2023.
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