Cuáles son las normas de clasificación, etiquetado y envasado de sustancias químicas

Una etiqueta mal colocada en un envase químico puede desencadenar un accidente grave o incluso fatal. 

De allí que, en entornos industriales y laboratorios, la falta de claridad en la clasificación y etiquetado de sustancias contribuye a miles de contratiempos de seguridad.  

Y más, si eres responsable de manejar productos químicos, ya sea en la industria, en un laboratorio o incluso en el almacenamiento y distribución, sabes que cada etiqueta debe contar una historia precisa, directa y universal. No hay espacio para errores cuando está en juego la integridad de quienes manipulan estos productos. 

Ahora bien, ¿cómo asegurarse de que cada sustancia química cumpla con las regulaciones? y ¿qué implica exactamente el etiquetado correcto? 

 A lo largo de este artículo, queremos que conozcas las normas de clasificación, etiquetado y envasado para que puedas aplicar estos conceptos de manera práctica y eficiente en tu entorno.  

¿Qué reglamento regula la clasificación, etiquetado y envasado de sustancias y mezclas? 

Si tu empresa maneja sustancias químicas, ya sea como fabricante, importador, distribuidor o usuario industrial, es clave que conozcas y cumplas con las normativas de clasificación, etiquetado y envasado. 

Como ya mencionamos, estas regulaciones no solo ayudan a garantizar la seguridad en el lugar de trabajo, sino que también protegen a los consumidores y al medioambiente:  

Reglamento (CE) N.º 1272/2008 

También es conocido como Reglamento CLP (Clasificación, Etiquetado y Envasado de sustancias y mezclas). El texto está vigente desde el 20 de enero de 2009 y establece las normas sobre cómo deben catalogar y etiquetar las sustancias químicas para que sean seguras y fácilmente identificables, tanto en el ámbito laboral como en el consumo general.  

Fue creado para armonizar las reglas de clasificación, etiquetado y envasado de productos químicos en la Unión Europea, alineándose con el Sistema Globalmente Armonizado de Clasificación y Etiquetado de Productos Químicos (SGA) de las Naciones Unidas. 

¿Qué implica el CLP? 

• Clasificación de las sustancias. Esto incluye, por ejemplo, la ordenación en términos de toxicidad, corrosividad, inflamabilidad, carcinogenicidad, y efectos ambientales. Dependiendo de los riesgos identificados, las sustancias son categorizadas bajo diferentes clases y categorías de peligros.
• Etiquetado de productos.  Por lo tanto, exige que los precintos sean claros, concisos y comprensibles, independientemente del idioma del país donde se comercialice el producto. Cada uno debe incluir: 

1. El pictograma de peligro. Un símbolo que refleja el tipo de riesgo (por ejemplo, una llama para sustancias inflamables o una calavera para sustancias tóxicas). 
2. Frases de advertencia. Como de peligro (H) que explican los riesgos específicos (por ejemplo, “H226: Líquido y vapor inflamables”) y las de precaución (P) que ofrecen medidas de seguridad (por ejemplo, “P210: Mantener alejado de fuentes de calor, chispas, llamas abiertas”). 
3. Nombre del producto. Debe reflejar la denominación química autorizada en la normativa. Si es un preparado o mezcla, además de su nombre comercial hay que señalar las sustancias que contribuyen a la clasificación del producto final. 
4. Datos del proveedor. Como nombre, dirección y número de teléfono. 
5. Información suplementaria. Por ejemplo, la legislación que se aplica en cada país e indicaciones de peligro. 

• Envasado seguro. Que deben ser apropiados al tipo de sustancia química que contienen, considerando factores como la corrosividad, el riesgo de combustión o la volatilidad. 

Por lo tanto, la implementación del CLP permite a las empresas no solo estar al día con la ley, sino que también tiene múltiples beneficios: 

• Mejor comunicación de riesgos. Los trabajadores y consumidores pueden identificar rápidamente los peligros asociados con los productos y tomar medidas de precaución adecuadas.
• Alineación con estándares globales. Esto es crucial para las empresas que operan fuera de la UE y desean asegurar que sus productos cumplen con las normativas internacionales. 
• educción de riesgos. Ayuda a identificar peligros que quizás no se habrían tenido en cuenta, mejorando la seguridad general tanto en los lugares de trabajo como en la comunidad. 
• Fomento de la responsabilidad corporativa. Cumplir con estas normativas refuerza la imagen de la compañía como ente preocupado por el resguardo y el bienestar tanto de sus empleados como de sus clientes. 

Reglamento REACH  

Se trata de una legislación europea (Reglamento (CE) n.º 1907/2006) que entró en vigor en 2007, y su principal propósito es regular la producción, importación, comercialización y utilización de sustancias químicas en la UE.  

El texto establece un marco que exige a las empresas que registren, evalúen, autoricen y restrinjan el uso de productos químicos. 

Esto incluye no solo sustancias peligrosas, sino también aquellas que, aunque no sean tóxicas en su estado puro, pueden tener efectos nocivos cuando se combinan o se usan en productos finales. 

Asimismo, el reglamento fomenta la transparencia y la información entre los fabricantes, los usuarios intermedios (como las industrias que procesan estos productos químicos) y los consumidores finales, asegurando que todos comprendan los riesgos asociados. 

• Normativas específicas. 

En España, las leyes se complementan con la legislación nacional, que adapta y asegura el cumplimiento de los lineamientos europeos en el contexto local. Tal es el caso de los siguientes textos legales:  

• Ley 9/2013, de 4 de octubre, sobre productos químicos. Regula las sustancias y mezclas químicas en España, garantizando la protección de la salud humana y el medioambiente. También, define la responsabilidad de las empresas y establece procedimientos específicos para la notificación y clasificación de productos peligrosos.
• Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios (AEMPS). En el caso de los productos que tienen aplicaciones sanitarias o biocidas, el organismo es la autoridad encargada de la regulación y supervisión de su seguridad, incluida la correcta clasificación, etiquetado y envasado. 

Estar al día con las normas de clasificación, etiquetado y envasado de sustancias químicas no es solo una obligación regulatoria: es una responsabilidad que protege tanto a quienes trabajan en contacto directo con estos productos como al entorno en el que todos vivimos.  

Por lo tanto, asegurarse de que cada sustancia esté correctamente clasificada y etiquetada es un compromiso hacia la protección de tu equipo, el cumplimiento normativo de tu organización y la confianza de tus clientes. 

Estas normas pueden parecer complejas al principio, pero su propósito es claro: minimizar riesgos, estandarizar la comunicación de peligros y crear entornos laborales más seguros y conscientes.  

No se trata únicamente de seguir la ley, sino de integrar una cultura que refuerce la reputación de tu empresa como un líder responsable y comprometido.  

Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2024.