La neutralidad climática es una necesidad para conseguir frenar el cambio climático y la emergencia actual que sufre el planeta. Pero también es algo aplicable al entorno empresarial.
De hecho, la política se ha comprometido a conseguir que el continente europeo alcance dicho objetivo en el año 2050, proponiendo además legislaciones y sanciones que obligan a todos los miembros de la sociedad.
Si bien probablemente conoces la teoría de que se pueden neutralizar aquellas emisiones que no se pueden impedir, lo que se pretende con la neutralidad climática es implementar acciones que, al sumarse entre sí, hagan que la emisión y la reducción de dióxido de carbono dejen como mínimo un balance de cero.
La mayoría de las veces que se habla de conceptos relacionados con el medioambiente, las pymes consideran que ellas no son capaces de disponer ni de la tecnología, ni de las inversiones, ni captan fondos públicos suficientes como para plantearse ambiciosos proyectos basados en la sostenibilidad medioambiental.
Sin embargo, como ocurre en casa de los ciudadanos, pequeños gestos pueden marcar claramente la diferencia en lo que a neutralidad climática se refiere. Por ello, resumimos a continuación cinco consejos que pueden ser un buen comienzo para implementarlos en tu empresa y comenzar a trabajar por la neutralidad climática:
Conocer la huella de carbono de tu empresa es el primer paso.
Si la neutralidad de carbono consiste en llevar a cabo acciones que consigan compensar las emisiones que no se pueden reducir o eliminar, es fundamental saber cuánto emites a la atmósfera para poder luego elaborar un plan a medida. Existen algunas pautas y recomendaciones de la Unión Europea que puedes consultar.
Reducir las emisiones actuales.
En este apartado se suele considerar tanto aquellas emisiones que la propia empresa arroja a la atmósfera (y las actividades ejercidas directamente), como las que se hacen de manera indirecta, que son necesarias para ofrecer el producto o servicio final pero que las ejecutan terceros.
Aunque lo ideal es crear un plan de máximos, se puede comenzar analizando los consumos energéticos y reduciendo los mismos, ya sea a través de herramientas de aislamiento, reorganización de horarios, cambios a sedes energéticamente más sostenibles o apostando por la implementación de nuevos elementos que no tengan emisiones o que las tengan mucho más reducidas.
Apuesta por las energías renovables.
Si bien en este caso lo planteamos como una acción separada, está ligada directamente a la anterior. Apostar por instalaciones que utilicen el sol como fuente de energía supone hacer caer en picado el nivel de emisiones de la empresa. Alternativas como la aerotermia y geotermia, sobre todo para la calefacción, son también una buena opción a tener en cuenta. Hay que sumar, como ventaja, la rápida amortización y el ahorro de dinero en costes fijos que sumarán a la empresa.
Invertir en compensaciones de carbono.
En la mayor parte de los casos, resultará imposible alcanzar cero emisiones. Es por eso que cada vez se habla más del concepto de neutralidad climática, y es por eso que resulta tan importante reducir, como analizar qué se va a hacer para compensar las que queden. Existen muchas alternativas, y en muchos casos pueden hacerse a escala de pymes. Si a esto se añade que son pocos los que lo ponen en marcha, podría ser en la actualidad un valor diferencial muy relevante de cara a mejorar la imagen de la compañía entre el público.
Comprometer a toda la empresa en una neutralización real.
Si la empresa se compromete realmente con la neutralidad de carbono, debería darlo a conocer entre sus empleados. Es más, ir un paso más allá. Seguramente para ellos sea importante trabajar en una compañía con dicha filosofía, y por ello estáran más que dispuestos a ayudar en esa tarea mejorando sus acciones diarias para que supongan menos emisiones y, al mismo, tiempo, comprometiendo a su entorno al tener mayores conocimientos sobre la materia. Es decir, esa inversión termina siendo social, llegando incluso fuera de la empresa.
Pensar que la sostenibilidad y las pymes no van de la mano es un verdadero error en el que debemos trabajar para cambiar. Son muchas más las pequeñas y medianas empresas que las grandes. Y si se piensa en cuántas personas trabajan actualmente en ellas, también suman mayoría.
Así, aunque los recursos sean más limitados, considerando que conseguir la neutralidad del carbono es un objetivo europeo, y que cada vez son más las ayudas que se convocan en esa materia, es importante que el medioambiente comience a ser una prioridad en los planes de responsabilidad corporativa y en el corazón de cada compañía.
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