La construcción de cualquier edificio implica un consumo energético descomunal y la utilización de materiales que, en muchos casos, no son nada sostenibles.
Pero ¿y si te dijéramos que existe un mecanismo que puede ayudarte a transformar tu proyecto en una iniciativa ecológica y alineada con los objetivos climáticos de la Unión Europea? Pues, esa herramienta, es la EU Taxonomy.
También es conocida como la Taxonomía de la Unión Europea y trata de un sistema de clasificación diseñado para orientar a inversores, empresas y responsables políticos hacia actividades económicas sostenibles.
Es considerado como un aliado para el Pacto Verde, que tiene como objetivo ayudar a la UE a alcanzar sus metas climáticas y medioambientales, especialmente la neutralidad en carbono para 2050.
Sin embargo, alinear tus proyectos con esta normativa puede parecer un reto. ¿Te preguntas por dónde empezar?
Para dar el primer paso, te recomendamos cumplir con una serie de claves:
Lo ideal es que estén libres de sustancias tóxicas, para así garantizar una interacción saludable con el espacio en el que se instalan y, a su vez, tener un impacto positivo en el medioambiente.
Aquí es donde entran en juego certificaciones como Cradle to Cradle Certified®, que actúan como una guía para evaluar y respaldar productos en cinco áreas fundamentales:
Avalar que los materiales no acaben en vertederos, sino que puedan reintegrarse en nuevos procesos, es importante para reducir el impacto ambiental.
En este sentido, la trazabilidad permite rastrear de manera precisa las características y el recorrido de un producto, aportando información tanto para la gestión de la calidad como para una correcta gestión ambiental.
Sin embargo, su papel va más allá de evitar la acumulación de residuos. Facilita la adopción de prácticas de construcción circular, donde los materiales se reciclan, se reutilizan y se les da una segunda oportunidad.
Pensar en la vida útil completa de un edificio, así como en los materiales y productos que lo conforman, es básico para avanzar hacia una construcción verdaderamente sostenible.
En este sentido, la Taxonomía Europea subraya esta visión integral, destacando la importancia de tener en cuenta cada etapa: desde la extracción de las materias primas que se utilizan para fabricar los materiales, pasando por la construcción, el mantenimiento durante su uso y, finalmente, su desmantelamiento.
La economía tradicional, centrada en el ciclo “producir-consumir-desechar”, ha quedado obsoleta, ya que, en la actualidad, los recursos no son infinitos y los residuos generan problemas ambientales graves.
Este modelo no solo ignora los límites del planeta, sino que también contribuye a la contaminación y a la degradación del entorno.
Por suerte, la economía circular nace como una alternativa más sostenible, inspirada en los ciclos regenerativos de la naturaleza.
En lugar de descartar lo que ya hemos usado, se propone “producir-utilizar-recuperar”, lo que prolonga la vida útil de los productos y materiales, minimizando el impacto ambiental.
En el sector de la construcción, esta visión significa aprovechar los recursos de manera inteligente, reduciendo la necesidad de extraer materias primas limitadas y promoviendo prácticas que no solo respetan, sino que también fomentan la biodiversidad.
En el contexto de la construcción circular, la gestión de recursos busca establecer un modelo duradero, en el que los materiales utilizados en la actualidad se conviertan en los insumos del futuro.
Esto se alinea con los principios de la Taxonomía Europea, fomentando la recuperación y reutilización de productos al final de su vida útil.
Herramientas como el manual de deconstrucción son clave, ya que permiten identificar la composición de los sistemas constructivos, su disposición y los métodos para desmantelarlos, maximizando así su valor a lo largo del tiempo.
Este enfoque no solo facilita el cumplimiento de las normativas, sino que también asegura que se integren las mejores prácticas y tecnologías en cada etapa del proceso constructivo. Algunos de sus beneficios son:
Por lo tanto, su experiencia permite identificar las oportunidades de mejora en el diseño y la ejecución de proyectos, así como implementar soluciones innovadoras que reducen el impacto ambiental.
Al trabajar de la mano con estos profesionales, se pueden identificar las mejores prácticas que se alineen con los principios de la Economía Circular y los objetivos de sostenibilidad.
Esto no solo permite reducir el desperdicio, sino que también se traduce en ahorros financieros, ya que los proyectos bien diseñados suelen requerir menos mantenimiento y presentan un mejor desempeño energético.
En sí, enfilar tu empresa con la Taxonomía Europea no es solo una obligación, es una oportunidad que abre la puerta para acceder a nuevas fuentes de financiación, de diferenciarte de la competencia y, lo más importante, de contribuir a un planeta más saludable para las generaciones futuras.
Recuerda que la transición hacia una construcción sostenible es un proceso gradual, pero cada paso cuenta. Empieza por implementar estas claves en tus proyectos y verás cómo, poco a poco, tu negocio se convierte en un referente en el sector.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2024.
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