Cada año se producen en el mundo cerca de 2.000 millones de toneladas de acero, que generan alrededor del 8 % de todas las emisiones mundiales de dióxido de carbono (CO₂).
Este impactante dato nos lleva a reflexionar sobre el futuro de la industria y la necesidad que realice un giro de 180 grados.
Y es aquí donde todos giran la mirada hacia el acero verde, una innovación que promete transformar la siderurgia tal como la conocemos, reduciendo su huella de carbono y marcando un antes y un después en el sector.
Es más, el acero verde no es solo una tendencia, es una necesidad para las empresas que buscan adaptarse a un mundo que cada día apuesta más por la sostenibilidad.
Pero ¿qué es exactamente y cómo puede ser la clave para el futuro de la siderurgia? Te invitamos a que sigas leyendo y no te quedes atrás.
El término “acero verde” se ha vuelto un tema recurrente, pero ¿por qué está ganando tanta relevancia?
En términos simples, se refiere a un tipo de acero que se produce utilizando procesos que minimizan las emisiones de carbono y otros impactos negativos sobre el medioambiente.
A diferencia del tradicional, en cuya fabricación se emplean enormes cantidades de combustibles fósiles y genera importantes cantidades de dióxido de carbono (CO₂), la alternativa busca implementar tecnologías como la electricidad proveniente de fuentes renovables o el hidrógeno verde.
El enfoque no solo responde a las demandas del planeta por una industria menos contaminante, sino también a las expectativas de un mercado cada vez más consciente.
Por lo tanto, los negocios interesados en el acero verde comprenden que la transición no se trata solo de una cuestión ambiental, sino también de aprovechar una serie de beneficios tangibles que pueden fortalecer su competitividad.
Desde rascacielos hasta vehículos, el acero es clave para mantener el desarrollo de la sociedad. Sin embargo, alcanzar este progreso tiene un precio ambiental significativo: la industria del acero es una de las mayores emisoras de dióxido de carbono (CO₂).
Al analizar este escenario, surge una pregunta básica para todas las empresas involucradas en el sector: ¿cómo seguir avanzando sin arriesgar el equilibrio ambiental? La respuesta es que el mundo necesita más acero verde:
En especial, porque al aprovechar fuentes de energía renovables, como la eólica, la solar o el hidrógeno verde, ofrece una solución práctica para descarbonizar el sector sin sacrificar la calidad del producto final.
Por eso, al adoptar procesos de producción basados en energías limpias, se reduce la huella de carbono, logrando así los objetivos establecidos en el Acuerdo de París.
Por lo tanto, los consumidores, inversores y socios comerciales son cada vez más exigentes a la hora de seleccionar organizaciones que prioricen la responsabilidad ambiental.
Esto significa que adoptar el acero verde no solo es una decisión ética, sino también una estrategia de negocio que se traduce en beneficios económicos sustanciales.
Como ya hemos mencionado, la industria del acero es una de las más intensas en cuanto a las emisiones de CO₂.
En este contexto, el hidrógeno verde ha surgido como una alternativa para descarbonizar la producción, sustituyendo los métodos tradicionales que dependen de combustibles fósiles.
Sin embargo, una de las dudas más recurrentes es ¿cuánto hidrógeno se necesita para producir acero verde?
Pues, la cantidad va a depender de varios factores, como el tipo de proceso, la pureza del mineral de hierro y la eficiencia del equipo.
A modo de referencia general, se estima que para una tonelada de acero verde se requieren entre 50 y 60 kilogramos de hidrógeno. Este rango varía en función de las particularidades del procedimiento y la tecnología adoptada.
Para dimensionar mejor esta cifra, consideremos el trabajo de una planta de acero que opera con una capacidad de 1 millón de toneladas anuales.
La misma va a demandar aproximadamente entre 50.000 y 60.000 toneladas de hidrógeno al año, lo que supone un desafío.
Y, sobre todo, porque en la actualidad, la producción de hidrógeno verde sigue siendo más cara que el hidrógeno gris o azul (producido a partir de combustibles fósiles con o sin captura de carbono), lo que puede aumentar los costes operativos de las plantas de acero que decidan adoptar esta tecnología.
Sin embargo, las empresas que apuesten por esta alternativa no solo estarán contribuyendo a un futuro más sostenible, sino que también se posicionarán como líderes en innovación dentro de la industria siderúrgica.
Para que el hidrógeno verde sea una opción tanto desde el punto de vista energético como económico, es necesario resolver ciertos desafíos:
Como se trata de una tecnología relativamente nueva y aún está en pleno desarrollo, es prioritario invertir en capacitación para manejar de manera segura y eficiente tanto su producción como su uso.
En sí, el acero verde representa un antes y un después en la industria siderúrgica. Al sustituir los procesos tradicionales altamente contaminantes por tecnologías más limpias y eficientes, estamos dando un paso decisivo hacia un futuro más sostenible.
Pero los beneficios del acero verde van más allá de la reducción de emisiones. Esta innovadora alternativa también ofrece oportunidades económicas significativas, impulsando la creación de nuevos empleos y fortaleciendo la competitividad de las empresas que apuestan por la sostenibilidad.
¿Estás listo para ser parte de este cambio hacia un futuro más limpio y eficiente? Si tu negocio aún no ha considerado el uso de acero verde, este es el momento de dar el paso y liderar la transformación en tu sector.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2024.
¿Eres un patrocinador de soluciones de sostenibilidad y quieres aparecer en este portal?
¿Eres una empresa y no encuentras lo que estás buscando?
Recibe cada dos semanas todas las novedades sobre sostenibilidad empresarial.