Si te preocupa el aumento en las facturas de la electricidad o solo quieres contribuir a un entorno más sostenible, es hora de poner manos a la obra.
El uso ineficiente de la energía en el espacio de trabajo es más común de lo que parece y, aunque muchas veces pasa desapercibido, sus consecuencias se reflejan tanto en el medioambiente como en los costes operativos.
Las luces encendidas sin necesidad o equipos funcionando cuando no son requeridos, son solo algunas de las situaciones cotidianas que, aunque pequeñas, suman a fin de mes.
¿Te gustaría saber cómo mejorar el consumo de energía en tu oficina, bajar gastos y, al mismo tiempo, hacer algo positivo por el planeta?
Si estás listo para conocer los pasos que te llevarán a una oficina más verde, sigue leyendo y camina hacia un futuro amigable.
A medida que las empresas buscan alinearse con prácticas más sostenibles, optimizar el uso de recursos energéticos en el espacio de trabajo se ha convertido en una prioridad. Pero ¿qué debes hacer?
Los estudios demuestran que el acceso a la luz solar no solo disminuye el consumo energético, sino que también mejora el estado de ánimo, el bienestar general y la productividad de los colaboradores.
Así que, para maximizar este recurso, es recomendable reorganizar los espacios de trabajo para que los empleados se sitúen cerca de ventanas o áreas donde la luz natural sea más abundante.
Incluso el uso de cortinas o persianas inteligentes que se ajustan según la intensidad de los rayos del sol permiten que el equipo trabaje en un ambiente más cómodo y luminoso sin necesidad de recurrir a luces artificiales durante el día.
¿Sabías que las bombillas LED no solo consumen menos energía, sino que también generan poco calor, lo que reduce la carga sobre los sistemas de aire acondicionado? Además, estos equipos tienen una vida útil mayor que las incandescentes o fluorescentes, lo que significa menos reemplazos y menor mantenimiento.
Una opción avanzada que recomendamos es el uso de sistemas de iluminación LED con controles inteligentes, que permiten ajustar la intensidad de la luz según la hora del día o la cantidad de luz natural disponible. Esto no solo maximiza la eficiencia energética, sino que crea un entorno de trabajo más agradable.
La energía vampiro, o el consumo de dispositivos electrónicos en modo standby, representa una parte significativa del consumo en muchas oficinas.
Aunque parece que los equipos apagados no usen electricidad, la realidad es que muchos siguen utilizando una pequeña cantidad para mantener funciones básicas, como la recepción de señales o la actualización de software. Este gasto acumulado suma una cifra considerable a lo largo del año.
Para ello, instalar regletas de energía inteligentes que desconecten automáticamente los dispositivos al final del día o cuando no están en uso es una solución eficiente.
Además, fomentar una cultura de desconexión entre los empleados, recordando la importancia de apagar los equipos al finalizar la jornada, contribuye a un mayor ahorro.
Otra medida que puedes aplicar es asegurarte que cada unidad esté programada para entrar en modo de suspensión o hibernación después de un período de inactividad.
También es recomendable que los monitores se apaguen automáticamente tras cierto tiempo sin uso y considera la opción de renovar equipos antiguos que tienden a consumir más energía. Y, sobre todo, porque los modernos no solo ofrecen mejores prestaciones, sino que suelen estar diseñados con eficiencia energética.
En realidad, mantener los filtros de aire limpios, asegurarse de que las ventanas y puertas estén bien selladas o realizar revisiones periódicas son prácticas que ayudan a optimizar su rendimiento.
También la decisión de instalar termostatos programables o inteligentes es una forma de gestionar la temperatura. Estos dispositivos permiten ajustar los grados de acuerdo con la hora del día o la ocupación de la oficina, evitando así el gasto innecesario de energía en momentos de menor actividad.
Un consejo clave es realizar campañas internas de concienciación sobre la importancia de disminuir el consumo de energía y ofrecer incentivos para aquellos que adopten prácticas sostenibles puede generar resultados positivos.
Para lograrlo es necesario crear políticas de ahorro energético claras y visibles en la oficina (como carteles que recuerden apagar las luces o equipos).
Al promover un entorno de trabajo donde la sostenibilidad es valorada, no solo baja el consumo energético, sino que también mejora la cultura corporativa y se fortalece el sentido de responsabilidad entre los empleados.
La adopción de paneles solares es una inversión a largo plazo que transformará la forma en que tu oficina consume energía. Aunque la contratación de proveedores de alternativas verdes requiere una inversión inicial considerable, los beneficios fiscales y la disminución de los montos en las facturas a lo largo del tiempo lo convierten en una opción atractiva para muchas empresas.
A este punto debes sumarle que el uso de energía renovable refuerza el compromiso de la organización con la sostenibilidad, lo que mejora su reputación y atrae a clientes y empleados que valoren las prácticas respetuosas con el medioambiente.
Tienes la opción de instalarlos en pasillos, baños o salas de reuniones, ya que las luces solo se encenderán cuando sean necesarias.
Este tipo de soluciones son útiles en oficinas grandes, donde es fácil que las luces permanezcan encendidas en áreas desocupadas. Los temporizadores también tienen la posibilidad de configurarse para apagar todas las bombillas de la oficina después del horario laboral, garantizando que no haya consumo innecesario durante la noche.
En la oficina, esto se traduce en una reducción del consumo energético en áreas como la cocina o la zona de descanso, donde se emplean microondas, cafeteras y refrigeradores.
Al preferir equipos más eficientes, la oficina no solo ahorra energía, sino que también reduce su huella de carbono, una práctica que refuerza el compromiso de la empresa con la sostenibilidad.
Existen múltiples herramientas que arrojan informes detallados que permiten a los gerentes tomar decisiones sobre cómo y dónde reducir el consumo.
El uso de este tipo de tecnologías no solo ayuda a identificar ineficiencias, sino que también permite medir el impacto de las iniciativas de ahorro energético a lo largo del tiempo, ajustando las estrategias según sea necesario.
En sí, economizar energía en la oficina no es solo una medida para bajar los costes operativos, sino una acción que beneficia tanto al medioambiente como al bienestar de todos los que forman parte del espacio de trabajo.
De ahí que implementar prácticas sencillas para mejorar el uso de la iluminación, ajustar la configuración de los equipos electrónicos o fomentar hábitos sostenibles entre los colaboradores, puede propiciar un impacto significativo a largo plazo.
A esto le sumamos que las acciones no solo contribuyen a la eficiencia energética, sino que también fortalecen la imagen de responsabilidad social y compromiso ambiental de la organización, algo cada vez más valorado.
Así que, los invitamos a dar el primer paso hoy: reúnanse con su equipo y elaboren un plan de ahorro de energía.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2024.
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