Cómo se puede mejorar la cadena agroalimentaria de manera sostenible
¿Alguna vez has mirado una manzana y te has preguntado cómo es el viaje desde el árbol hasta tu mano?
Pues, la cadena agroalimentaria es un hilo invisible que conecta a agricultores, productores y consumidores. Pero ¿qué pasa cuando ese hilo se enreda y la sostenibilidad se tambalea?
Imagina el impacto ambiental, la huella de carbono, los desafíos sociales y económicos que enfrenta la cadena agroalimentaria. Es un problema que nos afecta a todos, pero ¿sabías que hay soluciones al alcance de nuestra mano?
En este artículo, queremos mostrarte cómo pequeños cambios pueden marcar la diferencia y contribuir a un futuro más próspero y equitativo para todos. ¿Estás listo para ser parte del cambio?
¿Qué es la producción agroalimentaria?
Se trata del proceso mediante el cual se obtienen los alimentos que consumimos a diario, desde las materias primas hasta los productos finales que encontramos en supermercados.
En su eje central se encuentra la agricultura, que es la base de todo el sistema, comprende la siembra y el cultivo de una amplia variedad, desde cereales como el trigo y el maíz hasta frutas, verduras o legumbres. Además, incluye la cría de animales para la producción de carne, leche, huevos y otros.
Una vez que se cosechan los cultivos o se crían los animales, empieza la fase de procesamiento. Durante esta etapa, los alimentos son transformados de su forma original en productos más elaborados, como la harina de trigo, el aceite de oliva, los lácteos, las conservas de frutas y verduras, entre otros.
Cumplido este paso, los alimentos son distribuidos a través de una red de transporte y logística que los lleva hasta los puntos de venta, como supermercados, mercados locales y restaurantes.
Finalmente, está la comercialización, donde los alimentos son presentados y vendidos al público. Lo que incluye acciones como la publicidad, el etiquetado, la promoción y la venta al por menor.
La amenaza del cambio climático para la agroalimentación
En este contexto, es crucial identificar y comprender las diversas amenazas que el cambio climático representa para la agroalimentación. Algunas de ellas incluyen:
- Variabilidad climática. Lo que se traduce en eventos cada día más frecuentes como sequías, inundaciones, olas de calor y heladas.
- Alteración de los ciclos de cultivo. Las fluctuaciones en las temperaturas y los patrones de lluvia pueden desajustar los tiempos de siembra, cosecha y floración, lo que dificulta la producción agrícola.
- Escasez de agua. La falta de este recuerdo reduce los rendimientos y calidad de los cultivos, así como aumenta los costes de producción.
- Incremento de plagas y enfermedades. Las condiciones climáticas más cálidas y húmedas generan que los insectos invasores se multipliquen, devoren hojas y raíces.
- Baja en la productividad agrícola. Esto puede conducir a una disminución en la disponibilidad de alimentos e incremento en los precios, lo que incide en las comunidades más vulnerables y dependientes de la agricultura para su subsistencia.
- Impacto en la seguridad alimentaria. Sobre todo, porque comprometen la capacidad de los sistemas agrícolas para producir suficientes alimentos nutritivos para una población en crecimiento.
- Innovación agrícola. Cada día los agricultores adoptan prácticas más sostenibles, como la agroforestería y la rotación de cultivos, para enfrentar la incertidumbre climática.
- Políticas y financiamiento. Los gobiernos y las instituciones reconocen la urgencia que se vive. Por eso, los fondos fluyen hacia proyectos agrícolas sostenibles.
¿Qué ventajas tiene las cadenas agroalimentarias cortas?
Las cadenas agroalimentarias cortas ofrecen aspectos positivos para los productores y los consumidores. Por eso, la opción es cada vez más popular y deseable en el contexto de la alimentación sostenible y responsable:
- Proximidad entre productores y consumidores. Al punto que reducen la distancia física y temporal entre los productores de alimentos y los consumidores finales. Esto permite una comunicación directa y una mayor interacción entre ambos.
- Frescura y calidad de los productos. Al acortar la distancia entre la granja y la mesa, los alimentos llegan a los consumidores en mejores condiciones. Esto preserva su sabor, textura y valor nutricional, proporcionando una experiencia culinaria más satisfactoria y saludable.
- Reducción de la huella ambiental. Lo que implica menos transporte y manipulación de los alimentos, lo que se traduce en baja emisión de gases de efecto invernadero.
- Apoyo a la economía local. Al comprar alimentos producidos en la zona se apoya a los agricultores y productores, lo que puede generar empleo, fortalecer la seguridad alimentaria y contribuir al desarrollo socioeconómico de la región.
- Diversidad y variedad de productos. Esto promueve la variedad gastronómica y cultural, y permite a los consumidores acceder a alimentos frescos y de temporada que reflejan la riqueza y la tradición culinaria de la región.
- Transparencia y trazabilidad. Al conocer personalmente a los productores y visitar sus instalaciones, los consumidores existe una mayor confianza en la calidad y la seguridad de los alimentos que consumen.
Cómo mejorar toda la cadena alimentaria de manera sostenible
Para cumplir con las necesidades alimenticias de una población mundial que se espera alcance los 9.100 millones de habitantes en 2050, la producción de alimentos tendrá que aumentar al menos en un 70%.
Sin embargo, esta tarea se vuelve aún más desafiante debido a que los recursos naturales requeridos son limitados y los cambios sociales han impulsado grandes retos como:
- Frenar la despoblación. Es crucial trabajar en el desarrollo rural para lograr la diversificación económica y la provisión de más servicios en las comunidades, con la coordinación de todas las administraciones y los sectores público y privado.
- Producción eficiente. Hay que avanzar hacia una producción de alimentos más especializada y sostenible en toda la cadena alimentaria.
Para ello es necesario adoptar técnicas de agricultura de precisión y una gestión innovadora de los recursos.
- Variedades menos intensivas. Se debe promover el desarrollo de frutas y hortalizas que requieran poca agua, adaptándose a condiciones de estrés hídrico y salinidad del suelo, mediante mejoras en las técnicas de manejo.
- Diversificación de la oferta. Ante el crecimiento poblacional y el envejecimiento, es necesario variar la oferta de alimentos para adaptarse a las nuevas necesidades dietéticas de las tendencias culturales emergentes.
- Mejor etiquetado. El cual debe proporcionar información clara y basada en evidencia científica para ayudar a los consumidores a tomar decisiones.
- Agricultura ecológica. Sobre todo, para superar los desafíos de la agricultura ecológica mediante investigación.
- Nuevos envases. Se espera que surjan productos y formatos de envases que respondan a la demanda de productos saludables, de calidad y fáciles de preparar, minimizando el desperdicio.
- Sistemas circulares. Las administraciones deben apoyar la transición hacia sistemas productivos circulares mediante acciones concretas y fomentando la investigación.
- Cooperativismo. Puede ser una herramienta poderosa para los agricultores minoristas, permitiéndoles comercializar productos de alta calidad y adoptar tecnología de manera colectiva para mejorar su competitividad en el mercado.
- Reducción del desperdicio. Cerca de un tercio de los alimentos producidos para consumo humano se pierden cada año. Una parte significativa proviene del procesamiento y la fabricación.
En sí, mejorar la cadena agroalimentaria de manera sostenible es un desafío que requiere el compromiso de todos nosotros.
Por eso, esto no es solo un artículo, se trata de una invitación a que tú también formes parte de este cambio.
¿Cómo? Comparte la información con tus amigos, tus vecinos o tus colegas e invítalos a unirse a la tendencia sobre la sostenibilidad.
¿Qué dices? ¿Estás listo para cultivar un futuro mejor?
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2024.
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