Siguiendo el informe de la Red Española del Pacto Mundial (ONU), los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible llaman a todos los actores del planeta a contribuir al cambio para alcanzar un horizonte sostenible en 2030: administraciones públicas, sociedad civil, mundo académico y empresas. Y dentro del ámbito empresarial el marco de Naciones Unidas plantea retos específicos para cada uno de los principales sectores económicos. Las medidas a impulsar por las empresas para lograr los ODS dependerán en gran parte de su sector, así, por ejemplo, las del sector del comercio o agroalimentario tienen que hacer esfuerzos adicionales para garantizar la sostenibilidad de sus cadenas de suministro, mientras que las energéticas o las industriales deben priorizar ámbitos como la descarbonización. Todos los sectores han de afrontar su propia transición hacía modelos de negocio más sostenibles y por el camino todos ellos encontrarán dificultades, pero también importantes oportunidades. Cada sector cuenta por tanto con un amplio potencial de impacto sobre determinados Objetivos y metas de la Agenda 2030, pero para que estos potenciales impactos se materialicen con éxito son necesarias ciertas condiciones. La principal es que las empresas de un mismo sector cuenten con una visión compartida sobre cómo abordar los retos que plantean los ODS y por tanto sobre cómo propiciar una transformación sostenible en sus propias organizaciones y en el conjunto del sector.
Las acciones aisladas de una empresa tienen un impacto global muy escaso, pero si se realizan acciones para un sector, como el del comercio, y se anima a las empresas de esta actividad económica de manera conjunta y colaborativa, los resultados finales se multiplican. Por ello, es muy importante realizar actividades en favor de los ODS a nivel sectorial, para que en paralelo se puedan realizar acciones de carácter transversal entre sectores, intercambiando experiencias, buenas prácticas y proyectos llegando a formar una red en apoyo de los ODS. Para lograr este cambio sistémico que propone los ODS, es necesario que la mayoría de las empresas de un sector impulsen objetivos comunes y acciones alineadas. Una colaboración no competitiva, que genere un impulso mayor en las acciones individuales de cada comercio (empresa). Esta colaboración entre comercios puede generar soluciones innovadoras que se beneficien dicho colectivo y redunden en la sociedad y el entorno. Por ejemplo, compartir buenas prácticas en materia de lucha contra el cambio climático, descarbonización o reducción de la huella de carbono, eficiencia energética, reducción de materiales de envase y embalaje o elementos sustitutivos de menor impacto ambiental, comunicación de acciones/actuaciones en favor de la sostenibilidad, fomento de la economía circular, ecodiseño, favorecer la conciliación vida familiar y laboral entre otras.
Colaboraciones donde no importe el subsector, el tamaño y localización, donde se puedan poner en común actuaciones conjuntas y de impacto social, ambiental y económico. En cuanto a las acciones de colaboración entre empresas de diferentes sectores, se puede empezar con la cadena de suministro, a lo largo de la cadena de valor del producto.
A modo de ejemplo, basándose en la información de la ONU, sirva de ejemplo las siguientes iniciativas sectoriales:
SECTOR
INICIATIVA
TEXTIL Y MODA
ENERGÉTICO
AGROALIMENTARIO
TECNOLÓGICO
FINANCIERO
La colaboración entre proveedores es necesaria para poder obtener productos y servicios de menor impacto ambiental, evitando el pasar los impactos ambientales de una etapa a otra del ciclo de vida de un producto. La colaboración en la cadena de suministro, fabricación y distribución final tiene un efecto beneficioso para el medio ambiente, la economía y la sociedad.
Con el fin de regular y armonizar la actividad económica de las empresas, es necesario crear normas o regulaciones adecuadas, así como de mecanismos de verificación y control que hagan que los requisitos que se exigen a las empresas implicadas puedan verificarse. La seguridad jurídica comienza con una norma adecuada a la realidad de las empresas, en este caso, del comercio. En este sentido desde la Unión Europea se está produciendo una gran cantidad de normas relacionadas con la sostenibilidad, como, por ejemplo: el Pacto Verde Europeo y la Ley Europea del Clima cuyo compromiso es alcanzar la neutralidad climática en 2050 en la región; la futura directiva europea sobre debida diligencia en derechos humanos y medioambiente; o la actualización de la directiva de información no financiera que fomentará el reporting empresarial en materia de sostenibilidad. A nivel nacional cabe destacar la Estrategia de Desarrollo Sostenible 2030 o la Ley de Cambio Climático y Transición Energética y últimamente la Ley 7/2022, de 8 de abril, de residuos y suelos contaminados para una economía circular.
Otro aspecto fundamental para las empresas es la financiación, en este caso, el objetivo de la UE de sentar las bases de un sólido sistema financiero sostenible a través de marcos como la nueva estrategia en materia de finanzas sostenibles o la taxonomía ambiental y social, que ayudará a los inversores a identificar de manera certera oportunidades de inversión sostenible.
Los ODS son una hoja de ruta que ayudan a gobiernos, empresas y sociedad civil a comprender de manera más concreta lo que supone el desarrollo sostenible.
Artículo realizado en el marco del proyecto ECOS, financiado por la CONSELLERÍA DE PARTICIPACIÓN, TRANSPARENCIA, COOPERACIÓN y CALIDAD DEMOCRÁTICA, de la GENERALITAT VALENCIANA.
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