El agua es uno de los componentes químicos más abundante de la Tierra. El agua como compuesto químico tiene una serie de propiedades fisicoquímicas que lo hace excepcionalmente importante para el desarrollo de la vida, tal y como la entendemos en nuestro Planeta. Se puede encontrar en diferentes estados: líquido, gaseoso o sólido, y todos ellos son fundamentales e intervienen en ciclos vitales de los ecosistemas planetarios. El 70% de la superficie está cubierta con agua, pero en su mayoría por océanos y menos del 1% es agua disponible para consumo humano. Esta situación es la que hace afirmar que el agua es un bien escaso y sujeto a las acciones del hombre. Por eso es tan importante evitar la contaminación y sobre explotación (despilfarro) del agua. El agua es un recurso natural escaso y el cambio climático está acentuando su escasez.
El 67,7% del volumen captado por las empresas y los entes públicos suministradores de agua procedió de aguas superficiales, mientras que el 27,9% tuvo su origen en aguas subterráneas. El 4,4% restante, provino de otro tipo de aguas (desaladas del mar o salobres).
El agua contaminada es un factor de riesgo porque a través de ella se pueden transmitir enfermedades como hepatitis, cólera, malaria, diarreas, etc. El cuidado del agua es una responsabilidad compartida, de toda la sociedad y desde cada industria, explotación agrícola, comercio y hogar se puede contribuir con simples prácticas de consumo eficiente para que las futuras generaciones puedan contar con este recurso indispensable para la vida. Todos somos responsables del cuidado de este preciado recurso. Por ello, cada vez más la sociedad en general y los gobiernos en particular, están exigiendo que se use el agua de una manera responsable y sostenible, exigiendo y proponiendo medidas concretas para mejorar la gestión del agua en ciudades, en la agricultura, en las empresas y comercios, así como en los consumidores en un sentido amplio.
Desde hace ya muchos años, diversos organismos internacionales apelan a la conciencia y maneras de hacer política de las naciones, para que consideren como prioritario una adecuada política y gestión del agua. Entre estos organismos cabe destacar el programa PNUMA (Programa de las Naciones Unidas para el medio ambiente) y a la FAO (Organización de las Naciones Unidas para la alimentación y Agricultura) ambos de la ONU.
Recientemente el PNUMA publicó un informe llamado Estrategia sobre el agua dulce.2017-2021, donde se exponía y alentaba a los estados miembros de la ONU la situación de los ecosistemas de agua dulce y su vital importancia para el hombre y su desarrollo. Gestionar adecuadamente este bien común es una tarea de todos.
La estrategia sobre el agua dulce se ha elaborado de conformidad con las metas de los ODS (Objetivos del Desarrollo Sostenible), el mandato general del PNUMA y los objetivos y cuestiones específicamente relacionadas con el agua dulce. La estrategia persigue facilitar un cambio positivo, mensurable y sustancial en los planos mundial, regional y nacional. La teoría del cambio, que promueve la ONU, hace hincapié en ayudar a los países a mejorar gradualmente el estado de sus ecosistemas de agua dulce y recursos hídricos, de manera que los ecosistemas amenazados se gestionen adecuadamente y sean resilientes, sanos y capaces de sostener sus servicios para las necesidades humanas, la mitigación de riesgos, el desarrollo económico y la ecología en beneficio de las generaciones presentes y futuras. El resultado previsto consiste en que las metas de los ODS relativas al agua dulce que se contemplen directamente en el mandato del PNUMA estén en vías de cumplimiento, se midan y monitoreen correctamente y experimenten mejoras demostradas a todos los niveles. De ese modo se ayudará a los países no solo a cumplir las metas de los ODS relacionadas directamente con el agua, sino también muchos otros objetivos y metas de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible.
Los ecosistemas de agua dulce desempeñan un papel fundamental para la salud de las economías y sociedades de todo el mundo. Preservar y proteger el agua dulce del planeta es una función clave de los miembros de las Naciones Unidas, en especial por medio del organismo dedicado al medio ambiente, el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA).
El segundo organismo internacional que hace un llamamiento a la gestión adecuada y racional del agua es la FAO. Este organismo dependiente de la ONU, recuerda que el 70% del agua en el mundo se destina para regar cultivos agrícolas, es decir para producir alimentos, como por ejemplo el trigo, que es la base del pan y las harinas. Según información de Naciones Unidas para producir un kilo de carne vacuna se necesitan 15.000 litros de agua y para uno de arroz casi la tercera parte: 3.500 litros. Estos alimentos luego se transportan y comercializan. Saber el origen de éstos así como valorar positivamente a las empresas agrícolas y de elaboración de alimentos que realizan una adecuada gestión del agua es de suma importancia para reducir la cantidad de agua necesaria por producto consumido.
La FAO trabaja para promover acercamientos coherentes para la gestión sostenible de la tierra y el agua. El trabajo de la FAO sobre tierras y agua es relevante para las múltiples dimensiones del desarrollo sostenible, tales como la gobernabilidad y la gestión de sistemas de producción de alimentos; la provisión de servicios ecosistémicos esenciales; seguridad alimentaria; salud humana; conservación de la biodiversidad; y la mitigación y adaptación al cambio climático.
Por ello, si logramos disminuir el consumo de agua potable, contribuiremos a preservar el medio ambiente. Al mismo tiempo, podremos favorecer nuestra condición de vida y construir un importante vínculo solidario, ya que los problemas del agua necesitan para su resolución una visión solidaria entre los pueblos.
La Unión Europea también está trabajando junto con los Estados miembros en recordar a los ciudadanos y empresas que la gestión del agua es de vital importancia y que se debe abandonar las malas prácticas que se hayan podido dar en la agricultura, en la industria, en el comercio y demás actividades humanas. Si entre todos nos corresponsabilizamos en adoptar buenas prácticas en la gestión del agua obtendremos unos excelentes resultados y reduciremos nuestra huella hídrica.
Artículo realizado en el marco del proyecto ECOS, financiado por la CONSELLERÍA DE PARTICIPACIÓN, TRANSPARENCIA, COOPERACIÓN y CALIDAD DEMOCRÁTICA, de la GENERALITAT VALENCIANA.
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