Solo uno de cada 1.000 vehículos en la España rural es verde, una cifra muy inferior a la que se da en la ciudad con algo más de 4 coches eléctricos o ecos por cada 1.000. Además, los titulares ponen el acento en que esta cifra no parece que vaya a superarse, pues las flotas que están a punto de ser reemplazadas lo harán por otras también de combustibles fósiles.
Los motivos son variados y los expertos proponen diferentes soluciones que podrán llevarse a cabo en los últimos años.
Pero antes, hay que conocer con más exactitud las cifras para poder sacar conclusiones certeras y hacer las propuestas convenientes.
El Informe Anual del Observatorio de Descarbonización Rural ha publicado los siguientes números: menos de 8.000 vehículos de los 7,7 millones que existen en las zonas rurales, son eléctricos.
A este problema parece sumarse otro más desesperanzador, no parece que el panorama vaya a cambiar en los próximos años. Esto ha podido deducirse por las respuestas y problemáticas planteadas por las personas que viven en ciudades más rurales, pueblos o pequeñas aldeas.
La primera causa por la que la penetración de los coches ecos es inferior es porque la mayoría de la flota está muy envejecida. El 28% de los turismos ha alcanzado los 20 años de edad, por ejemplo, una cifra que en la ciudad es muy inferior. Y el porcentaje total de automóviles que supera los 10 años de edad es del 77%, por tanto, entre ellos es imposible que haya un coche eléctrico.
Teniendo esto en cuenta, cabría esperar que el reemplazo por los coches ecos se produciría en pocos años de forma casi masiva. Sin embargo, la población rural no parece ir en esta línea. Según datos de este mismo informe, el 94% de la población de estas zonas no se ha planteado adquirir un coche eco en los próximos años.
La causa que ponen en común muchos de ellos es que estos automóviles no les sirven solamente como medios de transporte, sino también como herramientas de trabajo. Y por ahora, los coches eléctricos no se encuentran equipados para realizar este reemplazo de forma eficiente, pues además, los automóviles utilizados para estas tareas en raras ocasiones son turismos.
No obstante, aunque hay un porcentaje que por ahora resulta irreemplazable (estos vehículos que funcionan como herramientas de trabajo) otros pueden ser sustituidos por coches ecos y además están cerca de quedar inutilizados. Por esto, parece que la solución podría estar en una mayor concienciación, especialmente en aquellos pueblos donde la mayor parte de la flota está muy envejecida.
Pero… ¿Si no existe una gran población en estas zonas rurales por qué sería decisiva la implantación del coche eléctrico? La respuesta es algo larga pero indiscutible.
Las personas que habitan en estas zonas dependen más del coche y de media, en España realizan más kilómetros que los de las zonas urbanas, por lo que porcentualmente emiten más emisiones.
Sería una propuesta reduccionista querer modificar la flota rural y convertirla en eléctrica sin antes centrarse en modificar el contexto.
Por ejemplo, aunque se lograse aumentar el número de coches eléctricos en las zonas menos urbanas, en la actualidad, para llegar a un punto de servicio donde recargar el coche la media es de 23 kilómetros. Mientras que por ejemplo, la distancia en la ciudad es de 2km de media.
Y aunque es posible instalar un punto de recarga propio, el coste inicial no es atractivo para la mayoría de la población rural que ni siquiera está muy convencida de las ventajas de un coche eléctrico.
Por ello quizá uno de los retos sería proporcionar ayudas o beneficios a aquellas personas que quisieran contar con un punto propio de servicio o bien, crear algunos cercas de estas zonas.
A esto se le suma un reto que ni siquiera se ha planteado, que los vehículos eléctricos puedan funcionar también como herramientas de trabajo.
Además, a esto se suma que la implantación debería darse a la par que la de los talleres más cercanos a estas zonas quienes aún no están preparados para trabajar con coches eléctricos, por lo que en caso de avería las complicaciones en el medio rural serían mayores.
Son muchos los inconvenientes y muchas la infraestructura que tendría que moverse a la vez y en la misma dirección para que la transición a lo eco fuera cómoda.
Este artículo se ha realizado en el marco del Convenio de la Resolución del Consejo de Cámaras de comercio de la Comunidad Valenciana e IVACE, en favor de la difusión de la SOSTENIBILIDAD para el año 2021.
Imágenes: Unsplash y Freepik
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