El cambio climático es una realidad palpable que está afectando a empresas y comunidades en todo el mundo.
La agricultura y la agroindustria se ven con frecuencia amenazadas por sequías prolongadas que reducen drásticamente los rendimientos de cultivos como el olivar, la vid o el cereal. En 2023, la sequía causó pérdidas superiores a 10.000 millones € en el sector agroalimentario español.
El sector de la logística ha experimentado la interrupción del transporte de mercancías, paralizando operaciones de empresas logísticas, exportadoras y minoristas por fenómenos extremos, como las recientes y dolorosas inundaciones, sufridas en Murcia y Comunidad Valenciana (DANAs). También algunos polígonos industriales han sufrido daños millonarios en naves y mercancías.
El cambio climático también está teniendo impacto en el turismo y la hostelería. Las olas de calor extremas cambian el patrón de comportamiento, consumo y de decisión de los turistas y sectores específicos, como el turismo de nieve en Sierra Nevada y los Pirineos ha tenido campañas más cortas o directamente suspendidas por falta de nieve.
Las olas de calor también elevan el uso de aire acondicionado en oficinas, fábricas y comercios, disparando las facturas eléctricas, lo cual reduce márgenes y competitividad en sectores intensivos en energía como la fabricación o distribución. Y las fábricas cuya operación está vinculada al agua (alimentación, textil, química) en Cataluña y Andalucía han tenido que reducir producción o implementar planes de reutilización forzada por restricciones en el suministro hídrico.
Estos ejemplos nos trasladan con claridad, que el cambio climático es un problema ambiental, pero sin duda también es un problema económico que afecta a toda la sociedad. De ahí deriva la urgencia de abordar este desafío.

Ante esta realidad, queda sumarnos a una reacción global que cuente con la ambición necesaria para revertir el proceso en el medio plazo, reduciendo las emisiones de nuestras empresas y negocios, y desarrollar mecanismos de adaptación, que nos permitan seguir avanzando, mitigando al máximo los riesgos climáticos a los que estamos expuestos, con el objetivo de reducir al máximo nuestra vulnerabilidad económica, operativa y social.
En VRP Electric asumen la parte del reto que les corresponde. Su actividad, la tecnología eléctrica, es una de las llamadas a posibilitar la descarbonización y por ello se esfuerzan en estar a la vanguardia y contar con las mejores soluciones para que sus clientes puedan reducir su huella de carbono. Movilidad eléctrica, generación de energía solar, aerotermia, ahorro y eficiencia energética, entre otras, son tecnologías en las que son líderes.
En el ámbito de su operación también aplican buenas prácticas climáticas. Por un lado, miden su huella de carbono y estan implementando medidas para reducirla. También cuentan con proyectos que les permiten generar su propia energía limpia, gracias a la tecnología fotovoltaica, apuestan por la movilidad eléctrica con una creciente flota de vehículos impulsados por electricidad y una red de cargadores propia. No han olvidado aplicar las medidas de eficiencia energética más ambiciosas y fortalecer la resiliencia de sus instalaciones.
Estas y otras medidas están contempladas en su Plan Director de Sostenibilidad.
Pero a nivel general, el ámbito de la gobernanza climática es esencial para VRP Electric y se estructura a partir de:
El primer paso en la gestión de los riesgos climáticos es conocerlos y valorar su impacto. Existen riesgos significativos para las empresas, que pueden afectar la continuidad operativa, la reputación y la rentabilidad. Se diferencian dos tipos de riesgos climáticos:
A partir de los riesgos climáticos a los que se enfrenta la empresa, se incluyen medidas y estrategias que minimicen el impacto de estos riesgos y aporten una mayor resiliencia (estrategia de adaptación).
Una vez identificados y evaluado el impacto que para la empresa pueden tener estos riesgos, han diseñado un Plan de acción Climática que contempla tres tipos de medidas:
El Plan de Acción Climática se completa con la necesaria monitorización y seguimiento a través de indicadores que permitan medir el progreso, acciones de comunicación y transparencia y un ciclo de revisión y mejora continua.
Finalmente, el reporte de sostenibilidad presta especial atención a este aspecto, de forma que los grupos de interés de la empresa pueden conocer con detalle tanto el enfoque como el nivel de compromiso de VRP Electric en relación con el cambio climático.
En conclusión, la lucha contra el cambio climático exige un enfoque integral que combine la gestión de riesgos, la planificación estratégica y la necesaria transparencia. Las empresas que adopten un enfoque proactivo en la lucha contra el cambio climático y sus efectos estarán mejor posicionadas para liderar un entorno económico y social que avanza hacia la neutralidad carbónica.
Artículo redactado por VRP Electric.
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