En nuestra vida cotidiana, como ciudadanos y como profesionales, necesitamos de los envases y embalajes. Estos son necesarios para proteger y transportar mercancías. Aportan un valor, en muchas ocasiones, decisivos para introducirse de manera exitosa en los mercados. Pero aún más la fabricación de envases es también una importante actividad económica. Sin embargo, los enfoques reguladores son diferentes en los distintos Estados miembros en la Unión Europea, y eso crea obstáculos que impiden el correcto funcionamiento del mercado interior de los envases, generando distorsiones sociales, económicas y medioambientales. Algunas diferencias observadas últimamente se refieren, por ejemplo, a los requisitos para el etiquetado de los envases, los enfoques para definir los envases reciclables o reutilizables, los planteamientos para la modulación de las tasas en concepto de responsabilidad ampliada del productor (RAP) y las restricciones a la comercialización de determinados formatos de envases. Este tipo de discrepancias crean inseguridad jurídica a las empresas, y llevan a una disminución de la inversión en envases innovadores y respetuosos con el medio ambiente y en nuevos modelos de negocio circulares. Por ello la nueva legislación que emane del Parlamento europeo debe solventar estas dificultades.
Los envases generan un impacto al medio ambiente, bien por el uso de determinados materiales o bien por la gestión que se les da cuando estos son considerados residuos. Aún no he entrado en el debate de si son posibles productos…Es decir, aplicando criterios de economía circular, los envases deben de ser ideados, conceptualizados, diseñados y fabricados de manera respetuosa con el medio ambiente.
Debemos considerar que los envases y embalajes constituyen uno de los mayores consumidores de materiales vírgenes (el 40 % de los plásticos y el 50 % del papel utilizados en la UE se destina a envases) y representan el 36 % de los residuos sólidos urbanos. El uso cada vez mayor de los envases y embalajes, unido a sus bajos porcentajes de reutilización y reciclado, obstaculiza el desarrollo de una economía circular con bajas emisiones de carbono. Es verdad una correcta gestión de los envases y embalajes, utilizando el ecodiseño y evitando la transferencia de impactos ambientales de una etapa a otra del ciclo de vida de estos favorecerá hacer realidad la economía circular e hipo carbónico.
El incremento de los envases ha sido más rápido en los últimos años que el del producto interior bruto, lo que ha disparado las emisiones de CO2 y otros tipos de emisiones, así como la sobreexplotación de los recursos naturales, la pérdida de la biodiversidad y la contaminación. Los datos de Eurostat y los informes de datos de mercado muestran el uso cada vez más frecuente de características en el diseño de los envases que podrían impedir su reciclaje. Los envases son «no reciclables» cuando no pueden ser recogidos por separado o resultan problemáticos para los procesos de separación y reciclaje de última generación implantados en la UE. Desde 2012 hasta 2020 la proporción de envases no reciclables ha crecido de manera significativa. Además, envases que técnicamente serían reciclables no se reciclan muchas veces porque los procesos necesarios para su recogida, separación y reciclaje no están disponibles en la práctica, o bien no resultan rentables, o el resultado no tiene la calidad suficiente para cubrir la demanda en los mercados finales de materias primas secundarias. Por otra parte, los resultados preliminares del segundo informe de alerta temprana de la Comisión muestran que muchos Estados miembros a duras penas consiguen cumplir los objetivos de reciclado establecidos en el artículo 6 de la Directiva 94/62/CE.
El modelo de industria para Europa pone de manifiesto la importancia del mercado interior para la competitividad y prosperidad de la UE. Los obstáculos que impiden a los operadores y al público en general disfrutar de todas las ventajas del mercado interior son, entre otros, las normas nacionales restrictivas y complejas, la escasa capacidad administrativa, la trasposición imperfecta de las normas de la UE y su inadecuada aplicación.
El Consejo de la Unión Europea, en sus Conclusiones de diciembre de 2020 acogía con agrado la intención de la Comisión de garantizar que todos los envases fueran reutilizables o reciclables de una forma económicamente viable de aquí a 2030 y de reducir los envases, el envasado excesivo y, en consecuencia, los residuos de envases. En su Resolución de 10 de febrero de 2021, sobre el nuevo Plan de Acción para la Economía Circular , el Parlamento Europeo reiteraba este objetivo y pedía a la Comisión que presentase una propuesta legislativa que incluyese medidas y objetivos de reducción de residuos, unos requisitos ambiciosos para reducir los envases excesivos, y medidas para mejorar la reciclabilidad y minimizar la complejidad del envasado, aumentar el contenido reciclado, eliminar progresivamente las sustancias peligrosas y nocivas, y promover la reutilización, sin poner en peligro las normas de higiene o seguridad alimentaria.
Por último, la Conferencia sobre el Futuro de Europa demostró que los ciudadanos y las organizaciones de la sociedad civil de toda Europa están reclamando una actuación decidida en relación con la prevención de los residuos, la gestión de los residuos de envases y la circularidad de los envases mediante un mayor uso de materiales reciclados.
Una economía circular de los envases contribuirá a disociar el crecimiento económico y el uso de recursos naturales, a lograr la neutralidad climática de aquí a 2050 y a detener la pérdida de biodiversidad, y reducirá la dependencia estratégica de la economía de la UE de muchos materiales. Además, puede tener efectos positivos sobre el empleo, e incluso, y de forma especial, en la economía social, mediante la creación de más puestos de trabajo «ecológicos» de calidad, siempre que se disponga de la inversión necesaria en capacidades y se tengan en cuenta las características específicas en los Estados miembros, regiones, y tipos de trabajo.
El nuevo Reglamento que se está trabajando desde la UE, actualizará el marco legislativo de la UE para los envases y residuos de envases, al prestar a los Estados miembros y a las empresas el apoyo adecuado para alcanzar los objetivos de reducción de residuos. Dicho apoyo adopta la forma de un marco reglamentario armonizado que sostiene la inversión, reduce los residuos y fomenta el reciclado de gran calidad, que será aplicable por igual en todos los Estados miembros de la UE.
Es una gran oportunidad la que se plantea y que esperemos que a lo largo de 2024 puede aprobarse y ponerse en práctica cuanto antes. No pensemos que es una traba al desarrollo economía sino en una oportunidad al desarrollo de un sector industrial tan importante que influye directamente en la distribución, comercialización y en el consumo de todos los europeos.
Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto de EEN-SEIMED financiado por la Red Enterprise Europe Network, de la Unión Europea. 2.023.
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