La descarbonización del planeta es uno de los objetivos marcados para reducir el Co2 que amenaza a la población mundial. El hidrógeno verde se puede en la gran esperanza hacia un planeta que funcione con energías limpias.
Actualmente la producción de Co2 de algunos países es demasiado elevada, el ansiado equilibrio solo se conseguirá cuando grandes potencias se pongan manos a la obra en busca de ese objetivo común de acabar con una producción insostenible de Co2. Ante esta perspectiva de futuro, conocer un poco más el hidrógeno verde nos abrirá la puerta hacia una forma limpia de mantener el mundo activo.
La generación de hidrógeno como combustible es una de las alternativas limpias y eficientes al alcance del mundo. El aumento de la demanda energética global de entre un 25 y un 30 % hasta 2040, hace necesario que se busque una forma de conseguir mantener el mundo activo sin necesidad de recurrir a los combustibles fósiles, los grandes enemigos del planeta. La producción de Co2 global se puede reducir con la llegada de este tipo de combustibles.
No es un combustible nuevo, de hecho, se utiliza para como combustible para coches, dirigibles y naves espaciales desde principios del siglo XIX. El hidrógeno es uno de los elementos naturales que más está presente en la naturaleza, por lo que su utilización tiene más sentido que nunca. Además de poder producirse fácilmente a través de un proceso químico.
El proceso químico que da lugar a la creación de hidrógeno, la electrólisis, está presente para dar lugar a una energía totalmente limpia, sin ninguna dependencia de los combustibles fósiles. Utiliza la corriente eléctrica para separar el hidrógeno del oxígeno que hay en el agua, creando de esta manera una fuente de energía para mover vehículos.
Se calcula que 830 millones de toneladas anuales de CO2 procedente de combustibles fósiles podrían evitarse gracias a la utilización del hidrógeno verde. Es una fuente de energía que no emite gases contaminantes, con lo cual, si cada vez más vehículos funcionan a través de este sistema los beneficios para el planeta pueden ser enormes.
El hidrógeno verde se obtiene a través de un proceso que aún es caro, pero los esfuerzos destinados a conseguir popularizar esta fuente de energía son enormes. De momento la electrólisis es la manera más limpia de obtener este gas que puede servir para mover el mundo en unos años. Desde 1975 el consumo de este elemento se ha multiplicado por tres, siendo muy empleado en la industria química y petrolífera.
La industria pesada si pudiera también servirse de este gas para funcionar evitaría la producción de toneladas de Co2, de igual forma que el sector de la automoción. Encontrar las vías para implementarlo al común de la población o hacerlo más accesible para todos a través de una forma de crearlo sin un coste elevado cambiará para siempre al planeta.
No obstante, la producción a través de algunos motores puede abrir la puerta para poder crearlo y consumirlo al momento, evitando de esta manera el riesgo de su transporte o almacenamiento.
El hidrógeno verde se ha convertido en la gran esperanza para el sector de la automoción. Los vehículos pesados que realizan trayectos de larga distancia pueden tener este elemento como la base de una reducción drástica de Co2. Pero también el resto de los usuarios de las carreteras de este planeta tienen en él un buen aliado. El reto consistirá en conseguir que sea accesible para todos, igual que en la llegada de los híbridos al gran público, las marcas asiáticas van un paso por delante.
La llegada al mercado del Toyota Mirai, un vehículo de hidrógeno que saldrá a la venta desde unos 70.000 euros es una mejora del actual modelo Mirai. A medida que vayan saliendo nuevos coches, vendan y se conviertan en un combustible cada vez más utilizado el precio puede ir descendiendo.
Presente en el 70% del planeta el hidrógeno puede convertirse en la gran esperanza del planeta. Esta forma de producir limpia tiene como inconveniente la incapacidad para poder almacenarlo lo que lo convierte, de momento, en una fuente inestable. En el momento en que se pueda empezar a consumir de forma eficiente, es decir, con una demanda estable o con una capacidad de almacenaje que permita regular su producción el planeta podrá respirar con menos CO2.
El futuro de los combustibles limpios y eficientes pasa por la llegada del hidrógeno en las próximas décadas, las ventajas en cuanto a reducción de Co2 y la creación de una energía limpia, aunque de momento costosa, son enormes.
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