¿EN QUÉ CONSISTE SU TRABAJO?

El trabajo de la FAO en la tierra y el agua es relevante para varias dimensiones del desarrollo sostenible, tales como la gobernabilidad y gestión de sistemas de producción de alimentos; la provisión de servicios ecosistémicos esenciales; seguridad alimentaria; salud humana; conservación de la biodiversidad; y la mitigación y adaptación al cambio climático.

La FAO se involucra en un amplio rango de asociaciones y emprendimientos colaborativos, tanto dentro como fuera de la organización. A través de proyectos, estudios y la difusión de información, la FAO ayuda a incrementar el entendimiento científico sobre las relaciones biofísicas y socioeconómicas entre los recursos de la tierra y el agua a la escala del paisaje, y provee a los países miembros una guía para sus políticas dirigidas a lograr una mayor coherencia en el manejo entre sectores.  El trabajo de la FAO en el nexo tierra-agua está desarrollando lo más reciente en opciones prácticas, innovadoras y relevantes para políticas de toma de decisiones en el terreno sobre el manejo de la tierra y el agua.

El acercamiento coordinado de la FAO hacia la gestión de la tierra y el agua ayuda a crear conciencia de la degradación del recurso agua causada por prácticas agrícolas inapropiadas, como el riego excesivo y la deforestación, especialmente en ecosistemas escasos de agua.

La sequía representa un reto a largo plazo para el manejo de la tierra y agua, tanto local como globalmente, y dificulta los esfuerzos para reducir la pobreza y la hambruna. El trabajo de la FAO en torno a la sequía agrupa información anteriormente fragmentada sobre el nexo tierra-agua-energía y ayuda a fortalecer las capacidades técnicas e institucionales para una mejor gestión de la tierra y el agua ante la situación climática actual y venidera.

HERRAMIENTAS PARA EL MANEJO DE LA TIERRA Y EL AGUA

La FAO contribuye a lograr una mayor coherencia en políticas e investigación sobre cambio climático y biodiversidad. Sus kits de herramientas proveen ayuda a los usuarios en la obtención de recursos legales, financieros y técnicos para mejorar el manejo de la tierra y el agua.

El compromiso de la FAO con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) aborda la mejora de la gestión de los recursos terrestres y hídricos. Los ODS relativos a aumentar la producción de alimentos utilizando menos agua (ODS 6) y revertir la degradación de las tierras y aumentar la gestión sostenible de los suelos (ODS 15) están en el centro del trabajo de la FAO .

La FAO también trabaja para aumentar la coherencia intersectorial entre los ODS 6 y 15 y otros ODS, como el ODS 1 (“poner fin a la pobreza”); ODS 2 (“acabar con el hambre”); ODS 5 (“lograr la igualdad de género y empoderar a todas las mujeres y niñas”); y el ODS 13 (“combatir el cambio climático”). La FAO se centra en los factores que impulsan una mejor gobernanza de los recursos, como los pequeños agricultores, las mujeres rurales, la inversión rural y la mejora de la información técnica para la formulación de políticas.

TIERRA Y AGUA ( ODS 6 Y 15 )

ODS 6 (Agua)

Los recursos de agua dulce enfrentan una competencia cada vez mayor debido a la creciente presión demográfica y al modelo de desarrollo económico actual. A nivel nacional, existe competencia por los recursos de agua dulce disponibles en y entre sectores económicos como la agricultura, las industrias, los servicios y los hogares. También existe competencia por el agua entre grupos sociales y la necesidad de asignar agua para fines ambientales, necesarios para la vida en ecosistemas vulnerables.

Existe competencia por recursos limitados de agua dulce entre países que comparten cuencas fluviales, con el potencial de generar tensiones transfronterizas peligrosas. La meta 4 del ODS 6 tiene como objetivo reducir el potencial de conflicto garantizando extracciones sostenibles de agua y aumentando la eficiencia en el uso del agua, con el objetivo de reducir el número de personas que sufren escasez de agua. La FAO es el organismo custodio de los dos indicadores de la meta 6.4. Como tal, está apoyando a los estados miembros en el desarrollo y refuerzo de su capacidad de monitoreo, con el objetivo de tener información mejor y más consistente para respaldar sus decisiones políticas.

Entre las iniciativas de la FAO en esta materia, la base de datos AQUASTAT ( https://www.fao.org/aquastat/es/ ) está muy bien posicionada para proporcionar una plataforma establecida para la integración de los diferentes tipos de datos necesarios para el cálculo de los indicadores. El proyecto GEMI, implementado por la FAO en el contexto de un esfuerzo de múltiples agencias de las Naciones Unidas, está brindando apoyo metodológico y asistencia para el desarrollo de capacidades a los países miembros. Más allá del apoyo al seguimiento, la Organización está apoyando la implementación de medidas para garantizar que los países cumplan la meta, incluida la iniciativa sobre escasez de agua y el proyecto de productividad del agua.

ODS 15 (Uso sostenible de los ecosistemas terrestres)

Los países miembros han encomendado a la FAO que aborde la degradación de la tierra y la gestión sostenible del suelo mediante un enfoque impulsado por los países. En el pasado, la FAO ha producido una amplia gama de directrices, metodologías, herramientas e información estadística para apoyar el desarrollo de la capacidad de los países para evaluar y monitorear la degradación de las tierras y promover la gestión sostenible de las tierras. Por lo tanto, los esfuerzos nacionales y globales existentes ya están satisfaciendo algunas de las necesidades de información para monitorear el ODS 15, y estas se ampliarán cuando sea necesario.

El indicador de la meta 15.3 de los ODS (“neutralidad de la degradación de la tierra”) es la “proporción de tierra degradada sobre la superficie total de tierra”. Esta es una métrica adecuada para monitorear e informar sobre la restauración, la lucha contra la desertificación y el logro de la neutralidad en la degradación de las tierras. Las áreas con una productividad o reservas biológicas en disminución (por ejemplo, biomasa aérea y subterránea, carbono en el suelo y otros depósitos de carbono) se consideran “degradadas”, y las áreas con una productividad o reservas biológicas en aumento se consideran “en mejora”. La degradación de la tierra puede tener un impacto importante en la resiliencia, especialmente en las poblaciones rurales: el enfoque de la FAO es no dejar a nadie atrás en el logro de la meta 15.3 de los ODS.

Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto de EEN-SEIMED financiado por la Red Enterprise Europe Network, de la Unión Europea 2023.