Los ODS, Objetivos para el Desarrollo Sostenible, se propusieron en la Asamblea General de la ONU a partir de la aprobación en septiembre de 2015 de la Agenda 2030 para el Desarrollo Sostenible, un plan de acción para los siguientes 15 años, en favor de las personas, el planeta y la prosperidad, que también tiene la intención de fortalecer la paz universal y el acceso a la justicia.
Con la Agenda 2030, los Estados miembros de la Naciones Unidas aprobaron una resolución en la que reconocen que el mayor desafío del mundo actual es la erradicación de la pobreza y afirman que sin lograrla no se llegará a un auténtico desarrollo sostenible. A partir de esta aprobación los países han ido creando diferentes estructuras y programas para dar a conocer los ODS y llevarlos a término, reconociendo que para poderlos llevar a cabo es necesaria la implicación de toda la sociedad, incluyendo sus diversas organizaciones (políticas, empresariales, sindicatos, organizaciones sociales, universidades y centros de conocimiento, colegios y demás). Los ODS son un compromiso de todos para todos, de las personas actuales para los que vengan. Es un compromiso con resultados para el presente y para el futuro.
Afrontar la situación real de la escasez mundial de recursos naturales como el impacto causado en la producción, distribución, comercialización, uso y eliminación final, lleva a los diferentes gobiernos a publicar leyes y normas encaminadas a intentar crear un mercado estable y sostenible, donde el «hacer más con menos» pase a ser el principal reto de productores y consumidores.
Para hacer frente a este desafío en un contexto de aceleración del cambio climático y de una demanda creciente de energía y recursos, las amenazas por inestabilidades geopolíticas que se derivan en conflictos armados, la Unión Europea ha puesto en marcha una amplia gama de políticas e iniciativas en favor de un consumo y una producción sostenibles. Estas tienen como objetivo mejorar el rendimiento medioambiental global de los productos a lo largo de todo su ciclo de vida, estimular la demanda de mejores productos y tecnologías de producción y ayudar a los consumidores a tomar decisiones con conocimiento de causa.
En el marco del Pacto Verde Europeo y, en particular, del nuevo Plan de Acción para la Economía Circular, se anunció una iniciativa legislativa sobre una política de productos sostenible a fin de conseguir que los productos sean adecuados para una economía climáticamente neutra, eficiente en el uso de los recursos y circular.
La demanda de materiales no se ha separado del crecimiento de la población ni del crecimiento del PIB en todo el mundo. Por ello y con la intención de no hipotecar a las generaciones futuras, todos tenemos una responsabilidad y un reto, participar en los ODS como una hoja de ruta que sea de ayuda para que cada comercio, cada persona pueda asumir dicho reto y colaborar en la consecución de los ODS.
Todos podemos participar en mayor o menor medida en invertir cuanto antes la tendencia de hacer un mundo insostenible, estableciendo medidas urgentes para frenar una sobreexplotación de los recursos, fomentando la optimización y eficiencia de los procesos, promoviendo la justicia social y evitando la degradación de nuestro entorno.
Además, según recuerda la ONU, existe desigualdad en el reparto de los recursos.
La huella material de los países de ingresos altos es mayor que su consumo nacional de materiales y es 13 veces el nivel de los países de ingresos bajos, lo que indica que el nivel de vida de las personas de las naciones más ricas depende en gran medida de los recursos extraídos de los países más pobres a través de las cadenas globales de suministro.
La situación económica después de una grave crisis, la pandemia, la guerra de Ucrania y otros conflictos, la crisis energética, de materias primas y la lucha contra el cambio climático, están generando una gran desconfianza dudando en que se puedan alcanzar los ODS planteados en 2015. No obstante, considerando todas estas adversidades, antes de bajar los brazos debemos entre todos redoblar los esfuerzos y cooperar entre lo público y lo privado para conseguirlo.
Esta llamada Década de Acción (20-30), es la oportunidad.
Artículo realizado en el marco del proyecto ECOS, financiado por la CONSELLERÍA DE PARTICIPACIÓN, TRANSPARENCIA, COOPERACIÓN y CALIDAD DEMOCRÁTICA, de la GENERALITATA VALENCIANA
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