En el marco de la legislación medioambiental en España, la gestión de residuos es un aspecto crucial para garantizar la sostenibilidad y la protección del medio ambiente. La Ley 7/2022, de 8 de abril, es la Ley de residuos y suelos contaminados para una economía circular, donde se establece las pautas para la clasificación y gestión de residuos, y dentro de este contexto, se aborda la noción de subproducto, un concepto técnico de relevancia significativa.
En la Ley 7/2022, se definen las condiciones para que una sustancia u objeto, resultante de un proceso de producción, cuya finalidad no sea la producción de esa sustancia u objeto, pueda ser considerada como un subproducto y no como un residuo, siempre y cuando se cumplan las siguientes condiciones:
Para poder considerar una sustancia u objeto como subproducto, estas cuatro condiciones deberán cumplirse de forma simultánea; esto es, sólo si satisfacen todas y cada una de ellas, estaremos ante un subproducto; en caso contrario el régimen jurídico aplicable será necesariamente el de los residuos.
Esta definición técnica refleja la importancia de la intencionalidad en la generación del subproducto y su viabilidad en términos económicos y ambientales.
Para entender mejor este concepto técnico, es útil considerar ejemplos concretos. En el sector industrial, los subproductos pueden surgir en diversas actividades, como la fabricación, la minería o la producción de energía. Por ejemplo, en la producción de acero, los gases de horno alto pueden considerarse subproductos si se recogen y utilizan como fuente de energía, siempre que cumplan con los requisitos legales.
En la agricultura, los restos de cultivos pueden convertirse en subproductos si se utilizan para la producción de biogás o como materia prima en la fabricación de productos fertilizantes. La clave en ambos casos es la intencionalidad de su generación y su capacidad para ser aprovechados sin causar impactos negativos en el medio ambiente.
La madera, en el contexto de la legislación de residuos de España, puede considerarse un subproducto cuando se genera de manera deliberada como resultado secundario de procesos industriales, forestales o agrícolas. Siempre que cumpla con las condiciones establecidas por la ley, como la intencionalidad en su generación y su viabilidad para ser utilizada sin causar impactos ambientales adversos, la madera puede ser clasificada como un subproducto. Ejemplos incluyen los residuos de la industria maderera o los desechos de la poda forestal, que pueden ser empleados para la fabricación de tableros, papel, o como fuente de biomasa. Esta consideración como subproducto no solo promueve la sostenibilidad, sino que también maximiza la utilidad de la madera, contribuyendo a la economía circular.
En la economía circular, en el caso de las botellas de plástico se han convertido en un ejemplo destacado de gestión sostenible de residuos. En lugar de ser tratadas como desechos, estas botellas se integran en un ciclo de vida continuo. Se fomenta la recogida selectiva para el reciclaje, donde el plástico se procesa y transforma en nuevas botellas u otros productos plásticos. Este enfoque reduce la dependencia de materias primas vírgenes, disminuye la generación de residuos y disminuye la huella ambiental. Además, las iniciativas de economía circular no solo abordan la gestión de residuos, sino que también generan oportunidades económicas al impulsar la innovación en el diseño de envases, promoviendo empleos en la cadena de reciclaje y contribuyendo a la construcción de una sociedad más sostenible.
Otro sector que está trabajando muy bien en concienciar de la necesidad de tener una visión más sostenible, es el de construcción, donde la economía circular se ha convertido en un imperativo para abordar los desafíos ambientales y promover la sostenibilidad. Este enfoque busca optimizar el uso de recursos y minimizar los residuos a lo largo del ciclo de vida de los edificios.
En primer lugar, se destaca la importancia de la planificación y diseño sostenible. La selección de materiales duraderos y reciclables, así como el diseño modular para facilitar la desmontabilidad, son prácticas esenciales. La reutilización de componentes y materiales, como vigas, ladrillos o vidrios, reduce la demanda de recursos nuevos.
La gestión eficiente de residuos en la construcción implica reciclar y valorizar los desechos generados. Los escombros y materiales retirados durante la demolición pueden ser procesados y reutilizados en nuevas construcciones o en la fabricación de nuevos materiales de construcción, cerrando así el ciclo.
La implementación de tecnologías innovadoras, como la impresión 3D de construcciones o la fabricación digital, también contribuye a la economía circular al reducir el desperdicio de materiales y optimizar la eficiencia constructiva.
Las prácticas circulares en la construcción no solo benefician al medio ambiente, sino que también tienen implicaciones económicas positivas. La reutilización y reciclaje generan empleo en el sector de gestión de residuos y fomentan el desarrollo de nuevas industrias, como la fabricación de materiales reciclados.
En conclusión, la aplicación de principios de economía circular en la construcción es esencial para avanzar hacia un modelo más sostenible. Desde el diseño hasta la gestión de residuos, cada fase del ciclo de vida de un edificio presenta oportunidades para maximizar la eficiencia y minimizar el impacto ambiental, contribuyendo así a la construcción de un futuro más sostenible y resiliente.
La gestión de subproductos se rige por principios específicos. En primer lugar, se fomenta la jerarquía de residuos, priorizando la prevención, la reutilización y el reciclaje antes de considerar la eliminación. Además, la ley establece la obligación de llevar a cabo una evaluación técnica y económica para determinar la viabilidad de considerar un residuo como subproducto.
La regulación también exige que los subproductos cumplan con los requisitos técnicos y medioambientales para su uso, garantizando que su aprovechamiento no genere riesgos para la salud humana o el entorno natural. Esto implica una responsabilidad compartida entre los productores y las autoridades competentes para garantizar el cumplimiento de las normativas establecidas.
Según se establece en el artículo 4.5 de la Ley 7/2022, el Ministerio para la Transición Ecológica y el Reto Demográfico evaluará y declarará una sustancia u objeto como subproducto, con alcance general en el conjunto del territorio español, en los siguientes casos:
La consideración de residuos como subproductos no solo tiene implicaciones ambientales positivas al fomentar la economía circular y la reducción de residuos, sino que también puede tener beneficios económicos. La utilización eficiente de subproductos puede generar ingresos adicionales para las empresas, promoviendo prácticas sostenibles y mejorando su competitividad en el mercado.
En resumen, la conceptualización y gestión de subproductos bajo la Ley de Residuos de España son fundamentales para avanzar hacia un modelo más sostenible y circular. La incorporación de criterios técnicos, la evaluación rigurosa y el cumplimiento de requisitos legales son pilares esenciales para garantizar que los subproductos contribuyan positivamente tanto al entorno empresarial como al medio ambiente.
Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto de EEN-SEIMED financiado por la Red Enterprise Europe Network, de la Unión Europea 2023.
¿Eres un patrocinador de soluciones de sostenibilidad y quieres aparecer en este portal?
¿Eres una empresa y no encuentras lo que estás buscando?
Recibe cada dos semanas todas las novedades sobre sostenibilidad empresarial.