¿Estás preocupado por el impacto ambiental de tu organización? Pues, medir la huella de carbono es el primer paso para convertirla en una versión más ecológica.
Sobre todo, porque la huella de carbono se ha convertido en un indicador clave de desempeño (KPI) para calibrar el compromiso de las empresas con la sostenibilidad.
Sin embargo, muchas personas aún no comprenden a cabalidad la importancia del tema e ignoran que este aspecto tiene consecuencias negativas que van desde el daño a la reputación, pérdida de competitividad hasta costes económicos adicionales y riesgos legales.
Así que empieza a leer este artículo ahora mismo y descubre cómo puedes dar un giro de 180 grados a tu organización.
La huella de carbono se trata de un factor que representa la cantidad total de gases de efecto invernadero (GEI) que son emitidos a la atmósfera como resultado de las acciones humanas, especialmente dióxido de carbono (CO₂), pero también incluye otros como metano (CH4) y óxidos de nitrógeno (N2O).
Se divide en dos grandes categorías: la huella directa e indirecta.
La directa comprende las emisiones de GEI que resultan de las actividades diarias, como el uso de vehículos de motor, la calefacción de los hogares y el consumo de electricidad.
Por otro lado, la indirecta incluye las emisiones que se generan a lo largo de toda la cadena de producción y suministro de los bienes y servicios que consumimos. Esto abarca desde la extracción de materias primas hasta la distribución y eliminación de productos.
Como ya mencionamos, esta acción no solo ayuda a identificar las fuentes principales de emisiones de gases de efecto invernadero (GEI), sino que también proporciona una base para implementar estrategias efectivas de reducción.
El primer paso en la medición de la huella de carbono es identificar todas las fuentes de GEI dentro de la empresa. Las mismas se dividen en tres alcances:
Una vez identificadas las fuentes de emisión, la siguiente etapa es la recopilación de datos relevantes que incluye:
Después de recopilados todos los antecedentes, se procede a calcular las emisiones de gases de efecto invernadero utilizando metodologías reconocidas internacionalmente, como el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol) o la Norma ISO 14064. Este procedimiento permite estandarizar el cálculo de emisiones y asegurar la comparabilidad de los resultados entre empresas.
Hay que considerar que la huella de carbono no se limita solo a las emisiones directas, sino también a las indirectas, que están asociadas con la generación de electricidad, la producción de materias primas y la gestión de residuos. Por lo tanto, es necesario evaluar toda la cadena de valor para obtener una imagen completa.
El tercer paso es revisar los resultados para identificar las áreas clave de impacto y las oportunidades de disminución:
Con una comprensión clara de las fuentes y magnitudes de las emisiones, la empresa tiene la posibilidad de implementar estrategias:
También es fundamental establecer un sistema de monitoreo continuo para rastrear el progreso de las estrategias y asegurar que las metas se están cumpliendo. Incluso la transparencia en el reporte y las acciones de mitigación también es esencial para mantener la confianza de los stakeholders y cumplir con las regulaciones y estándares internacionales.
Tanto el registro de huella, la compensación y los proyectos de absorción de CO₂ se han convertido en herramientas que permiten a las organizaciones medir, resarcir y gestionar sus emisiones de dióxido de carbono.
A través del registro, las empresas calculan la huella de carbono que generan como resultado de sus actividades comerciales.
Por otro lado, la compensación son las acciones destinadas a contrarrestar las emisiones de gases de efecto invernadero (GEI) producidas por una actividad, proceso o producto.
Esto se logra a través de la inversión en proyectos que lleven a una reducción equivalente de emisiones, como la reforestación, la implementación de tecnologías limpias, la captura y almacenamiento de carbono, entre otros.
Es importante destacar que la compensación no debe considerarse como una solución definitiva, sino como una medida complementaria dentro de un enfoque integral.
Por lo tanto, deben estar alineados con estándares reconocidos internacionalmente, como el Protocolo de Gases de Efecto Invernadero (GHG Protocol) o el Mecanismo para un Desarrollo Limpio (MDL) establecido por el Protocolo de Kyoto.
Mientras que los proyectos de absorción se refieren a iniciativas para capturar y almacenar el dióxido de carbono presente en la atmósfera para reducir su concentración y mitigar el cambio climático.
Para ello, existen diversas tecnologías y enfoques para la absorción de CO₂, que van desde las centrales eléctricas o las industrias, o mediante métodos naturales, como la reforestación y la restauración de ecosistemas marinos.
Ahora que conoces los beneficios de medir la huella de carbono de tu empresa, ¿qué estás esperando para dar ese importante primer paso?
Recuerda que:
Además de ayudar al planeta, al convertirte en una organización más ecológica obtienes importantes ventajas competitivas. Ya sea atraer, retener a clientes y talento cada vez más preocupados por el medioambiente, mejorar la reputación o estar preparado para futuras regulaciones.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2024.
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