Las ciudades costeras, que albergan a más de la mitad de la población mundial, son epicentros de actividad económica, cultural y política. Sin embargo, enfrentan retos de sostenibilidad significativos debido a su ubicación geográfica, la densidad poblacional, y el impacto del cambio climático. A medida que las ciudades costeras crecen en tamaño e importancia, también aumentan su vulnerabilidad a fenómenos como el aumento del nivel del mar, las tormentas más frecuentes e intensas, y la degradación ambiental. Este ensayo explora los principales desafíos de sostenibilidad que enfrentan las ciudades costeras en el mundo y analiza posibles soluciones para mitigar estos riesgos.
Uno de los retos más apremiantes para las ciudades costeras es el aumento del nivel del mar. El cambio climático ha provocado un deshielo acelerado en los polos y un incremento en el volumen del agua oceánica debido al calentamiento global. Según el Panel Intergubernamental sobre el Cambio Climático (IPCC, 2021), el nivel del mar podría aumentar hasta un metro para 2100 en un escenario de altas emisiones de gases de efecto invernadero. Este incremento pone en peligro a cientos de ciudades costeras en todo el mundo, muchas de las cuales están ubicadas en zonas de baja elevación.
Ciudades como Miami, Nueva York, Shanghái, y Tokio son especialmente vulnerables. En estas ciudades, una gran parte de la infraestructura crítica, como puertos, aeropuertos, redes de transporte y áreas residenciales, se encuentran en zonas bajas, donde el aumento del nivel del mar y las marejadas ciclónicas podrían causar daños devastadores. De acuerdo con el Banco Mundial (2019), el costo de no actuar frente al aumento del nivel del mar en ciudades costeras podría superar los 1 billón de dólares al año para 2050.
La magnitud del problema requiere intervenciones tanto a nivel de infraestructura como de políticas públicas. En algunos casos, se han propuesto y comenzado a implementar soluciones como la construcción de barreras costeras, diques y sistemas de drenaje mejorados. En los Países Bajos, por ejemplo, se han desarrollado sistemas avanzados de protección contra inundaciones que incluyen diques móviles y estrategias de «adaptación al agua», como la creación de áreas naturales que puedan inundarse sin causar daño significativo (De Vries, 2017). Sin embargo, este tipo de infraestructura es costosa y, en muchos casos, insuficiente para enfrentar las proyecciones más extremas de aumento del nivel del mar.
Las ciudades costeras están experimentando un rápido crecimiento poblacional. Según el Departamento de Asuntos Económicos y Sociales de las Naciones Unidas (2018), más del 60% de la población mundial vivirá en áreas urbanas para 2050, con una gran parte de este crecimiento concentrado en ciudades costeras de Asia, África y América Latina. Este crecimiento acelerado está ejerciendo una presión cada vez mayor sobre los recursos naturales, la infraestructura y los servicios públicos en estas ciudades.
La urbanización no planificada es uno de los mayores retos de sostenibilidad. Muchas ciudades costeras están expandiéndose rápidamente sin una adecuada planificación urbana, lo que conduce a la proliferación de asentamientos informales en áreas vulnerables a inundaciones y deslizamientos de tierra. Esto no solo pone en riesgo a las personas que viven en estos asentamientos, sino que también agrava los problemas ambientales. La expansión descontrolada de las ciudades a menudo implica la destrucción de ecosistemas costeros frágiles, como manglares y marismas, que actúan como barreras naturales contra las tormentas y la erosión costera (UNEP, 2019).
Además, la escasez de agua potable es un problema creciente en muchas ciudades costeras, especialmente aquellas que ya enfrentan estrés hídrico. A medida que las poblaciones urbanas aumentan, la demanda de agua también crece, lo que puede llevar a la sobreexplotación de los acuíferos y la intrusión de agua salada en las fuentes de agua dulce subterráneas. Esto es particularmente grave en ciudades como Ciudad del Cabo, donde la crisis del agua en 2018 expuso la vulnerabilidad de las infraestructuras hídricas en entornos urbanos costeros.
El cambio climático ha intensificado la frecuencia y la severidad de los fenómenos climáticos extremos, como huracanes, tifones e inundaciones. Las ciudades costeras, por su proximidad al océano, son especialmente vulnerables a estos eventos. El huracán Katrina en 2005 y el huracán Sandy en 2012, ambos en los Estados Unidos, son ejemplos claros de cómo las tormentas costeras pueden devastar ciudades enteras, destruyendo infraestructuras críticas y desplazando a miles de personas.
Además de las tormentas, las olas de calor son una amenaza creciente para las ciudades costeras. El calentamiento global ha aumentado la frecuencia de las olas de calor extremo, lo que plantea riesgos para la salud pública, especialmente en áreas urbanas densamente pobladas donde las islas de calor urbanas intensifican los efectos de las altas temperaturas. Ciudades como Los Ángeles y Sídney han experimentado olas de calor cada vez más intensas, que no solo afectan a las poblaciones más vulnerables, como los ancianos, sino que también contribuyen a incendios forestales y la destrucción de áreas naturales costeras (IPCC, 2021).
Otro reto importante de sostenibilidad en las ciudades costeras es la erosión costera. Este fenómeno, exacerbado por el aumento del nivel del mar y la actividad humana, como la construcción de infraestructura y la extracción de arena, está reduciendo la cantidad de tierra disponible en las zonas costeras. La erosión no solo afecta a la infraestructura, sino que también destruye los ecosistemas naturales, como los arrecifes de coral y las praderas marinas, que son esenciales para la biodiversidad marina y la protección costera.
La pérdida de biodiversidad es otro aspecto preocupante relacionado con la sostenibilidad. Las ciudades costeras están rodeadas de ecosistemas críticos que proporcionan servicios ecosistémicos fundamentales, como la regulación del clima, la provisión de recursos pesqueros y la protección contra tormentas. La destrucción de estos hábitats, ya sea por el desarrollo urbano, la contaminación o el cambio climático, tiene un impacto directo en la sostenibilidad a largo plazo de las ciudades costeras (Nicholls & Cazenave, 2010).
Frente a estos desafíos, es esencial que las ciudades costeras adopten enfoques integrales y sostenibles. Algunas estrategias incluyen:
Las ciudades costeras en todo el mundo enfrentan desafíos de sostenibilidad sin precedentes debido al cambio climático, el crecimiento poblacional y la urbanización no planificada. El aumento del nivel del mar, la degradación de los ecosistemas, y los fenómenos climáticos extremos ponen en riesgo tanto a las infraestructuras urbanas como a las comunidades costeras. Para enfrentar estos desafíos, es necesario que las ciudades costeras adopten estrategias integrales que promuevan la sostenibilidad a largo plazo, la resiliencia ante el cambio climático y la protección de los ecosistemas naturales.
Banco Mundial. (2019). Global Report on Adaptation. Retrieved from https://openknowledge.worldbank.org/handle/10986/32558.
De Vries, J. (2017). Planning for Climate Change in Coastal Cities: The Case of Rotterdam. Journal of Urban Planning and Development, 143(2), 05017004.
IPCC. (2021). Climate Change 2021: The Physical Science Basis. Cambridge University Press.
Nicholls, R. J., & Cazenave, A. (2010). Sea-level rise and its impact on coastal zones. Science, 328(5985), 1517-1520.
United Nations Environment Programme (UNEP). (2019). Global Resources Outlook 2019: Natural Resources for the Future We Want.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2024.
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