El concepto de ‘cuadro de mando integral’ (balanced scorecard en inglés), a finales de la década de los noventa del pasado siglo, cuando muchas empresas tomaron en consideración que el control de gestión tradicional, orientado a controlar los costes no era suficiente. Los indicadores financieros en general muestran resultados de actividades pasadas, lo que no es garantía de éxito para el futuro, es más, puede hipotecar total o parcialmente el desarrollo futuro de la empresa, reduciendo las inversiones orientadas a potenciar las inversiones en I+D+i, recursos humanos, y otras tanto en activos tangibles como intangibles que limiten el crecimiento futuro de la organización.
El Cuadro de Mando Integral (CMI) es una herramienta de gestión empresarial muy útil para medir la evolución de la actividad de una compañía, sus objetivos estratégicos y sus resultados, desde un punto de vista estratégico y con una perspectiva general.
En un enfoque tradicional es difícil que los empleados vean como su trabajo directo impacta en los grandes resultados económico de la empresa. Y así podríamos mencionar otros casos de gestión empresarial, en que el enfoque tradicional de focalizarse solamente en los indicadores económicos y financieros no es suficiente para proyectar el futuro.
Otra de las razones de mejorar el despliegue de la estrategia, aún está presente en numerosas empresas, aconsejadas por un enfoque ‘vertical’ de despliegue de las líneas estratégicas. Como hemos mencionado, en un apartado anterior, la estrategia se materializa en ‘líneas estratégicas’ que nos indican las actuaciones futuras de la organización. El enfoque ‘vertical’ consiste en convertir cada una de las líneas estratégicas en proyectos estratégicos, con metodología poco rigurosa, y sobre todo sin tomar en consideración, como ocurre en la práctica, que muchos proyectos estratégicos provienen / impactan a dos o más líneas estratégicas.
En esos enfoques verticales, la metodología parte de las líneas estratégicas, y suelen omitirse objetivos e indicadores, en la medición del despliegue de la estrategia, la contribución de cada proyecto estratégico a las metas, y otras carencias de no contemplar las
El cuadro de mando integral es un modelo que permite desplegar la estrategia, o sea las líneas estratégicas, y convertirla en planes y acciones, tomando en consideración diversas perspectivas, no solo la económica y financiera, y hacer un seguimiento de la propia estrategia, a través de un esquema de objetivos u indicadores estratégicos.
Así pues, y en el contexto de procesos, podemos considerar un gran proceso de gestión estratégica, y cuatro procesos de menor nivel:
El cuadro de mando integral es una metodología para desplegar la estrategia, que tiene una serie de puntos clave:
a) El despliegue se hace siguiendo diversas perspectivas, la económico – financiera, clientes, procesos, recursos, …
b) El primer nivel de despliegue son los objetivos estratégicos, agrupados según perspectivas, lo que asegura la transversalidad del despliegue.
c) Los objetivos estratégicos, se miden con indicadores estratégicos, lo que facilita la medición de la marcha global de la estrategia.
d) Los indicadores estratégicos deberán de conseguir unas metas, cifras concretas, calendarizadas a lo largo del tiempo. Para conseguir esas metas, deberán desarrollarse determinadas acciones, que, en la terminología, se conocen como ‘iniciativas estratégicas’, que en general se suelen llamar proyectos estratégicos.
e) Cuando se construye un cuadro de mando integral se comprueba la enorme ‘transversalidad’ del mismo, no solo en los objetivos / indicadores asociados, sino sobre todo en los proyectos estratégicos, que en general, están vinculados a varias líneas estratégicas.
f) El modelo CMI, permite priorizar los proyectos estratégicos, siguiendo diversos criterios. La matriz de ‘esfuerzo estratégico’ facilita la aportación de cada proyecto a las grandes metas estratégicas.
g) Finalmente, indicar que el modelo CMI facilita que los distintos mandos, directores y profesionales clave asuman la ‘propiedad’ de cada uno de los elementos del CMI, facilitando, no solo su evaluación de resultados, lo que se conoce como ‘alineamiento personal’.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2023.
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