
Decidir si implementar una estrategia de economía circular en tu empresa no es una cuestión de moda ni de quedar bien en el informe de sostenibilidad.
Y muchas organizaciones lo saben, pero postergan el cambio.
Pero resulta que la economía circular no es solo para gigantes con presupuestos verdes.
Se trata de una vía estratégica para pequeñas, medianas y grandes compañías que quieren ser más eficientes, más competitivas y más coherentes con lo que viene.
¿Te gustaría saber cómo dar ese primer paso sin caer en el caos?
En lugar de extraer, producir, consumir y desechar (el famoso modelo lineal que viene agotando recursos y márgenes), la economía circular propone cerrar el ciclo.
Por eso, permite aprovechar al máximo lo que ya tienes, reducir desperdicios desde el diseño y encontrar valor donde antes solo veías residuos.
Pero, ¿qué significa esto para una empresa, con procesos en marcha, clientes que atender y números que cuadrar?
Significa que puedes impulsar la eficiencia, la innovación y la diferenciación al mismo tiempo. Y lo que antes veías como coste hundido hoy puede convertirse en materia prima, en ahorro o incluso en un nuevo modelo de ingresos.
Uno de los puntos de partida, y muchas veces subestimado al implementar una estrategia de economía circular, es aprender a mirar con otros ojos, lo que normalmente consideras “desecho”.
Sí, hablamos de residuos. Pero no solo de los evidentes (sobrantes de producción, embalajes o desperdicios). También de los que pasan desapercibidos, como la energía mal aprovechada, los procesos duplicados o las mermas por errores logísticos.
Porque cuando se trata de circularidad, “residuo” no siempre es basura. A veces, es oportunidad no reconocida.
Lo primero es observar: ¿qué materiales salen cada día? ¿Qué procesos producen más desperdicio? ¿Hay subproductos que podrían tener una segunda vida dentro o fuera de tu cadena de valor?
Hacer este diagnóstico no requiere consultores ni una inversión millonaria. Requiere preguntas inteligentes y disposición para repensar lo que das por hecho.
Por ejemplo, hay empresas que descubren que sus residuos orgánicos pueden transformarse en compost para alianzas locales.
La clave está en no mirar los residuos como un “problema a eliminar”, sino como una materia prima en pausa, esperando su próximo uso.
Esto significa planificar desde el inicio para que todo lo que entra a tu negocio, ya sean materiales, componentes o recursos, pueda regresar a la cadena, transformado o reutilizado, sin convertirse en desperdicio.
Para lograrlo, existen dos aspectos fundamentales:
En realidad, es una forma de pensar que anticipa el impacto ambiental de lo que vas a producir antes incluso de que exista.
Por ejemplo, preguntarte desde el inicio:
Mientras tanto, la selección de materiales es clave.
Usar materias primas recicladas o de origen renovable no solo reduce tu huella ambiental, sino que puede abaratar costes si lo haces de forma inteligente.
Pero, más allá de eso, elegir bien también significa pensar en el después.
La reparabilidad, por ejemplo, puede convertir un fallo en una experiencia positiva para el cliente si le ofreces una solución rápida, económica y eficaz.
A la vez, evitas que el producto termine en la basura y pierda menos valor en el camino.
Por otro lado, la reutilización interna te permite dar una segunda vida a componentes, empaques o materiales que antes se descartaban sin pensarlo.
Y el reciclaje dentro de tu propia operación es, en muchos casos, el primer paso tangible hacia una circularidad real.
En Valencia, varias empresas ya están demostrando que este modelo no solo es viable, sino que puede ser rentable, innovador y profundamente transformador:
En lugar de desechar baterías usadas, las recuperan, las reacondicionan y las devuelven al mercado.
Este enfoque no solo reduce la huella de carbono, sino que cumple con las exigentes normativas europeas y abre nuevas oportunidades de negocio.
Esta organización ha apostado por un modelo donde cada materia prima se aprovecha al máximo.
Incluso ha rediseñado sus procesos para minimizar residuos y optimizar recursos.
¿El resultado? Un negocio más sostenible, más eficiente y con una imagen fortalecida frente a sus clientes.
Con sede en Aldaia (Valencia), esta empresa fabrica productos plásticos para gigantes como Mercadona e Ikea.
Lo interesante es que han invertido en materiales reciclados y procesos sostenibles, demostrando que la economía circular puede escalar sin perder competitividad.
En este proyecto colaboran la Asociación de Empresarios Textiles de la Comunidad Valenciana (ATEVAL) y el Instituto Tecnológico de la Energía (ITE) con la finalidad de transformar residuos textiles en hidrógeno.
Es una solución innovadora que no solo reduce el problema de los desechos no reciclables, sino que además genera energía limpia. Un ejemplo claro de cómo la economía circular puede abrir caminos completamente nuevos.
En Valencia, la Cámara de Comercio está ofreciendo herramientas concretas, guías prácticas y acompañamiento especializado para ayudar a las empresas a dar el primer paso.
¿Qué puedes encontrar?
Uno de los materiales más valiosos es la Guía de Economía Circular en la Industria, publicada por la Cámara de Valencia.
Esta guía no solo explica los fundamentos del modelo circular, sino que ofrece datos, ejemplos y palancas estratégicas para que las empresas puedan identificar oportunidades reales dentro de sus procesos productivos.
Además, la Cámara organiza actividades, talleres y sesiones informativas donde se abordan temas como:
Todo esto está pensado para que puedas adaptar la economía circular a tu contexto, sin importar el tamaño de tu empresa o el sector en el que operas.
Entonces, ¿por qué es importante contar con apoyo institucional?
Porque implementar una estrategia de economía circular en tu empresa implica revisar procesos, cambiar mentalidades y, en muchos casos, invertir en innovación.
Además, la Cámara de Comercio de Valencia está conectada con iniciativas nacionales e internacionales, lo que te permite estar al día con normativas, acceder a financiación y participar en proyectos colaborativos.
No basta con saber que estás haciendo “lo correcto”; necesitas saber si está funcionando, si está creando valor y si realmente está transformando tu modelo de negocio.
Y aquí viene la pregunta: ¿cómo se mide el impacto de una estrategia circular?
Lo primero que puedes hacer es identificar indicadores concretos. Algunos de los más utilizados son:
Estos datos no solo te ayudan a entender el impacto ambiental, sino también el retorno económico.
Hay beneficios que no se ven en una hoja de cálculo, pero que son igual de importantes:
Medir estos aspectos requiere herramientas más cualitativas, como encuestas de percepción, análisis de posicionamiento en el mercado o estudios de impacto social.
Implementar una estrategia de economía circular en tu empresa no es solo una cuestión de rediseñar productos o procesos.
Es, sobre todo, una transformación cultural. Y como toda transformación, necesita que las personas estén alineadas, motivadas y comprometidas.
Entonces, ¿cómo se logra ese compromiso real?
No des por hecho que todos entienden qué es la economía circular o por qué es importante.
Explica con claridad qué significa para tu empresa, qué impacto puede tener y cómo se conecta con los valores del negocio.
Pregunta: ¿qué procesos producen más residuos? ¿Qué materiales podrían tener una segunda vida? ¿Qué ideas tienen ellos para mejorar?
La economía circular no es solo una serie de acciones técnicas; es un cambio profundo en la forma de pensar, producir y colaborar.
Ahora bien, ¿cuáles son los obstáculos más frecuentes? Y, lo más importante: ¿cómo se pueden superar sin que el proyecto se estanque?
Uno de los primeros retos es que muchas personas dentro de la empresa no conocen bien qué implica la economía circular. Esto puede llevar a la resistencia, confusión o simplemente desinterés.
¿Qué hacer?
Empieza por lo básico: forma a tu equipo. No con charlas eternas, sino con ejemplos claros, casos reales y espacios donde puedan preguntar, proponer y entender cómo esto les afecta directamente.
La circularidad no se logra sola. Necesitas que tus proveedores estén alineados, pero no siempre están preparados o dispuestos a cambiar sus procesos.
¿Qué hacer?
Comparte tu visión, escucha sus limitaciones y busca soluciones conjuntas. A veces, pequeños ajustes en los materiales, embalajes o logística pueden marcar una gran diferencia.
Otro obstáculo común es el miedo a invertir sin saber si habrá retorno. Por eso, rediseñar productos, cambiar procesos o implementar nuevas tecnologías puede parecer costoso.
¿Qué hacer?
Desde el inicio, define indicadores claros: ahorro en materias primas, reducción de residuos, eficiencia energética, nuevos ingresos por modelos circulares.
En algunos sectores, las regulaciones no están actualizadas o no favorecen los modelos circulares.
¿Qué hacer?
Busca aliados. Cámaras de comercio, asociaciones sectoriales y entidades públicas están cada vez más activas en este tema.
En Valencia, por ejemplo, la Cámara de Comercio ofrece guías, asesoramiento y formación específica para empresas que quieren avanzar en economía circular.
A veces, el mayor reto es interno: una cultura que valora más lo inmediato que lo sostenible, que teme al cambio o que no ve la circularidad como una prioridad.
¿Qué hacer?
Si tú, como responsable, crees en la estrategia, comunícalo con claridad, coherencia y convicción.
Para ello, involucra a las personas, celebra los avances y muestra que esto no es una moda, sino una evolución necesaria.
En este punto, es hora de que te preguntes: ¿vale la pena implementar una estrategia de economía circular en tu empresa?
La respuesta, desde la experiencia y los datos, es sí.
Y no solo por razones ambientales, sino por ventajas concretas que pueden transformar tu negocio desde adentro:
En resumen, aplicar una estrategia de economía circular no es solo una decisión ética.
Es una apuesta inteligente, competitiva y profundamente transformadora.
Y lo mejor es que hay herramientas, aliados y caminos ya recorridos que pueden ayudarte a avanzar con claridad.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad en el año 2025.
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