En la actualidad el consumidor está manifestando un mayor deseo de conocer cuál es la situación medioambiental de la empresa de la que va a adquirir el producto y servicio.
Esta nueva situación ha sido impulsada por diversas fuerzas: marketing ecológico (lo “verde” tiene su nicho de mercado), la aparición de nuevas experiencias de productos respetuosos con el medio ambiente que por ley condiciona el diseño y los materiales a emplear y la publicación de los criterios para el etiquetado ecológico de diversas familias de productos.
A esta situación se ha de añadir la continua exigencia por parte de los proveedores, constituyéndose ésta como el primer motor entre la industria de la implantación de sistemas de gestión medioambiental.
Por otra parte, el control medioambiental está adquiriendo cada vez mayor importancia como instrumento válido para conseguir una gestión empresarial eficaz y poder establecer las líneas estratégicas más adecuadas.
El control medioambiental consiste en planificar, controlar y revisar las acciones y productos que se realizan en una empresa. Esta actuación debe realizarse de manera integral en el diseño y desarrollo de un Plan estratégico empresarial, con el fin de conseguir un auténtico desarrollo sostenible. De esta forma, la empresa descubrirá que con esta nueva visión se conseguirá incrementar valor a los productos y/o servicios que comercializa. Es sin duda, una oportunidad de negocio.
Tan importante es analizar las posibilidades de reducción del impacto medioambiental como también las oportunidades económicas que se pueden llegar a implantar. Por ello, los indicadores medioambientales son, sin duda alguna, una de las herramientas de gestión empresarial más importantes del control medioambiental. Informan en un momento preciso y también a lo largo de un periodo temporal concreto, es decir, tienen una doble naturaleza estática y dinámica.
Los indicadores medioambientales son, en consecuencia, un importante instrumento para constatar una reducción continua de la contaminación (Evaluación del Comportamiento Medioambiental), así como una herramienta importante para la comunicación con los grupos externos interesados en el tema.
La Evaluación del Comportamiento Medioambiental (ECM), es un proceso de gestión interna y una fuente de información ordenada, sistemática y diseñada para proporcionar a la dirección información fidedigna y contrastada de un modo continuo, que le permita conocer si el comportamiento medioambiental se ajusta a lo dispuesto en el sistema de gestión medioambiental implantado o en caso de no disponer de éste, poder conocer el grado de cumplimiento de la legislación medioambiental u otros requisitos que la empresa se hubiera marcado.
Los indicadores medioambientales, también llamados ecoindicadores, son parámetros (p.e., una medida o propiedad observada), o algunos valores derivados de los parámetros (p.e., modelos), que proporcionan información sobre el estado actual de los ecosistemas, así como patrones o tendencias (cambios) en el estado del medio ambiente, en las actividades humanas que afectan o están afectadas por el ambiente, o sobre las relaciones entre tales variables.
Un indicador medioambiental es de gran utilidad para conocer de una manera sencilla y gráfica el estado medioambiental y el comportamiento de una empresa. Su implantación ayudará a la dirección en la toma de decisiones estratégicas medioambientales.
Un indicador medioambiental, encierra una información estática y otra dinámica. La información estática se refiere a la situación en un momento concreto, relacionando factores medioambientales con otros que no necesariamente sean medioambientales. Por ejemplo, sanciones económicas por acciones contrarias a la legislación medioambiental/ beneficios empresariales.
La información dinámica, hace referencia a la evolución temporal de indicadores medioambientales. Por ejemplo, reducción a lo largo de un periodo definido (3 años) de la cantidad de embalaje (expresado en peso, Kr) para comercializar los productos entre la cantidad de productos (expresado en peso, Kp). Este indicador relativo se conoce como Kr/Kp y tiene su origen en el Real Decreto 782/1998.
Un ecoindicador, “es un parámetro que ofrece información y/o tendencias de la situación medioambiental”.
Los indicadores medioambientales resumen diferentes y complejos datos medioambientales combinados con otros de origen distinto. Por ello, aseguran una rápida evaluación de las principales mejoras y puntos débiles en la protección ambiental. También, permiten cuantificar la evolución de determinados parámetros o factores medioambientales y hacerlos comparables año tras año.
Las funciones más importantes de los indicadores son:
Pero aún más, si se combinan con otros indicadores tales como productividad y /o de carácter económico, se podrá analizar sí la empresa, está evolucionando positivamente hacia la consecución de un auténtico desarrollo sostenible, fin último de todas las políticas y actuaciones medioambientales que una empresa tiene que asumir.
Los indicadores medioambientales pueden utilizarse por las empresas para:
Los indicadores medioambientales son una herramienta eficaz para comunicar interna y externamente sobre la situación y evolución medioambiental de la empresa.
Si se comparan situaciones históricas, los indicadores medioambientales pueden poner de manifiesto potenciales de mejora medioambiental, que son económicamente viables.
Por tanto, es aconsejable que los indicadores se comparen en series temporales concretas (cada semana, mes, año, etc.) detectando los puntos débiles de manera que permita reorientar la tendencia y corregir una desviación injustificada en la evolución.
Cada vez es más frecuente que las empresas se fijen voluntariamente una serie de objetivos y metas, sobre los que se deben hacer una planificación y seguimiento exhaustivo. En este caso, los indicadores medioambientales son una herramienta eficaz para informar a la misma empresa el grado de cumplimiento de los objetivos y metas acordados.
Por medio la comparación temporal de series de indicadores se puede acreditar que una opción de mejora ha concluido y por tanto no se puede incidir en ese aspecto.
Por ejemplo si se ha demostrado durante unos años una reducción de peso en el sistema de embalaje, llegará un momento en cual no se podrá reducir más unitariamente, ya que puede ponerse en peligro la protección del mueble embalado.
Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto de EEN-SEIMED financiado por la Red Enterprise Europe Network, de la Unión Europea.
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