En pleno siglo XXI y en un mundo globalizado esta dualidad entre bien y mal está aún muy presente. El primer mundo vive en una especie de burbuja mientras tras de ella hay lugares en los que las personas sufren las consecuencias de una explotación que lleva produciéndose desde el que ser humano habita este planeta.

El escritor John Ruskin escribió:

Este visionario vivió con cierto miedo los inicios de la sociedad industrial. .En 2021 un caso se ha hecho tristemente famoso en los medios: Xinjiang

Cada día se obliga a cientos de miles de uigures y miembros de otras minorías a trabajar en los vastos campos de algodón. Aunque China niegue este hecho y difunda imágenes de grandes centros de producción automatizados. La mano casi esclava que se utiliza en este centro productivo de algodón ha hecho reaccionar a la UE y a grandes marcas.

Detrás de esta marca están varios países. El 23 de marzo de 2021, la Unión Europea, EEUU., Canadá y el Reino Unido sancionaron a funcionarios chinos y a una entidad por el trato recibido con algodón de esta zona del mundo.

Pekín no se quedó con los brazos cruzados y atacó duramente a los países de estas sanciones.

La UE juega con fuego para mantener el planeta en perfectas condiciones. El caso de Xinjian en el ojo del huracán mediático ha dejado ver al mundo una situación que pone a la UE en un lugar comprometido. Esta unión de países es el segundo consumidor del mundo y alberga una de las principales marcas de ropa, la propia H&M o el buque insignia de nuestro país Inditex tienen en china mano de obra y mercado.

Esta moneda de dos caras se puede volver en contra en cualquier momento. China no está dispuesta a aceptar esas graves acusaciones que niega por activa y por pasiva. La respuesta con nuevos aranceles y cierre de tiendas puede dinamitar la economía de algunos países o grandes empresas.

Es el caso de H&M que ha dado marcha atrás para intentar llegar a un acuerdo con el gigante asiático. Con las ventas por los suelos y un mercado mundial contra las cuerdas. Conseguir cambiar esta actitud del gobierno chino puede ser una tarea complicada. La unión legislativa de la UE, un frente común capaz de limitar el trato con esta región del mundo puede ser la calve principal del éxito.

España forma parte de este grupo que intenta eliminar este tipo de prácticas. Las empresas verdes son la prioridad de una UE que subvenciona en la medida de lo posible a proyectos eco. Una transformación que solo se conseguirá con el marco normativo correcto y la capacidad para hacer frente a estas prácticas que llevan años acompañando a un sector productivo que centra en el beneficio y no en el ser humano su razón de ser.

Fuente: https: www.ambientum.com

Este artículo se ha realizado en el marco del programa SocializaRSE 21, financiado por la Conselleria de economía sostenible, sectores productivos, comercio y trabajo de la Generalitat Valenciana.