Las ayudas, préstamos y subvenciones para empresas que inviertan en sostenibilidad son el incentivo que se necesita para dar un paso hacia adelante. La sostenibilidad es la gran frontera en busca de un futuro mejor.
Ese círculo que ayudará a las empresas a convertirse en lo que deben ser, un ejemplo sostenible que cambie el consumo para siempre repercutirá en la población.
La sostenibilidad no solo es necesaria para el medio ambiente, también supone unas ganancias que repercutirán en su sector. Un extra que aumenta su valor y que las hace disponer de algo más que se entregará directamente a su futuro y al de todos.
Como valor añadido que convierte cualquier elemento en algo más. Un extra que beneficia al medio ambiente y crea un consumo totalmente limpio. No hay materias primas que llegan de lejos o si lo hacen es de una forma que equilibra la distancia con lo que contamina su llegada.
Los materiales están obtenidos de forma respetuosa con el medio ambiente con lo que se elimina toda posibilidad de dañar más el planeta.
Para las empresas que deben pagar las empresas y que después repercute en el producto y en el consumidor. La empresa cambia por completo, su objetivo no es buscar la materia prima más barata que puede venir de la otra punto del mundo. Sino que está enfocada totalmente en perjudicar lo menos posible al medio ambiente. Es otro concepto empresarial que debe ir acompañado de unos ingresos extra o de otro modelo financiero que tenga como pilar principal ese valor añadido, llamado sostenibilidad.
La sostenibilidad es el futuro. Las restricciones y los elementos que van introduciendo los gobiernos de todas las partes del mundo se encaminan en reducir la contaminación, el Co2 es el gran enemigo para batir que gracias a las ayudas y subvenciones empieza a desaparecer.
La energía limpia es lo que se está buscando, que cada empresa produzca la propia e incluso cada persona para evitar que el sistema se sobrecargue más de la cuenta. El ser humano ha invadido la Tierra y la ha dejado bajo mínimos.
Se necesita volver a una apuesta en la que se busca la nueva forma de ver el mundo, de intentar conseguir que el planeta sea la prioridad y ese consumo desmesurado del ser humano desaparezca. No es una tarea fácil, pero con ayuda de todos se conseguirá.
Las empresas deben ser el ejemplo, el espejo en el que se miren a través de una serie de elementos que condicionan totalmente cada producto o servicio. Menos es más, ese plus que se añade en cada producto tiene una repercusión en el precio, pero también en todo el entorno.
Para poder llegar a los objetivos de sostenibilidad que marca el gobierno o dar ese paso se necesita dinero.
El cambio de modelo empresarial no puede llegar solo, sino todo lo contrario, necesita este empujón que cambie por completo el sistema tal y como lo conocemos, para llegar hasta él se necesitará un camino marcado y enfocado en unos objetivos muy concretos.
La administración pública es la que se encara hacia una serie de metas que debe cumplir y lo hace en colaboración de las empresas a través de préstamos, ayudas y subvenciones.
La ley del cambio climático es la guía en la que se basan las empresas. Algunos ejemplos de ayudas:
Tampoco se puede cerrar los ojos ante un calentamiento global que ha llegado a causar estragos.
Las empresas empiezan a buscar alternativas para producir productos sostenibles que sean capaces de dar un valor añadido, pero también de cumplir con una función principal, reducir la huella del ser humano sobre el planeta.
Imágenes: Unsplash y Freepik
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