La economía circular es uno de esos conceptos que se ha instaurado en el lenguaje habitual de la Responsabilidad Social Corporativa como uno de los ideales a perseguir. Sin embargo, todavía existe cierta confusión acerca del término, y por ello es interesante recordar los tres principios en los que la misma se basa, siguiendo la definición dada por la Fundación Ellen MacArthur; eliminar residuos y contaminación, utilizar materiales y productos durante más tiempo, regenerar entornos naturales.
Por lo tanto, según esta tesis, las empresas que quieran apostar por la economía circular, deberían trabajar en esos tres paradigmas. Sin embargo, no se puede olvidar que el concepto de circular no es casual; es decir, es fundamental que se comprendan unidos. Solamente haciendo hincapié en uno de ellos, no resolveremos el grave problema medioambiental que actualmente sufre nuestro planeta.
Cuando se habla de las 3P de la economía circular hay que pensar en las iniciales en inglés de persons, politics y places. Es decir, personas, política y lugares. Esta teoría afirma que apostar por la economía circular no solamente es apostar por los principios que enumeramos arriba, sino hacerlo desde estas tres direcciones.
Sin embargo, la tesis, aunque muy aceptada, tiene un problema implícito: la tendencia a pensar que cuando hay muchos implicados las acciones pequeñas individuales no tienen repercursión. El cambio vendrá desde todas esas perspectivas, y no de golpe. Son necesarias nuevas vías de producción, nuevas maneras de consumir, nuevas formas de gobernanza y nuevos modelos empresariales.
Precisamente a la par que esa crítica a la eficacia de las 3P´s, se desarrollan también los principales retos y brechas que supone la economía circular. En este caso, las mismas se plantean con un enfoque totalmente positivo para conocer cuáles son esos retos fundamentales y poder trabajar en ellos:
Escasa o nula financiación, o negocios todavía en fases de escalado poco maduras que sumadas a la falta de participación del sector privado impiden una más rápida adopción de los conceptos de economía circular.
Tienen que ver con el exceso de regulación que supone un impedimento para la apuesta por nuevas maneras de producir, consumir o generar negocio.
Tanto de voluntad, como de visión y liderazgo para asumir un cambio de postura y un nuevo modo de gobernar.
Sobre todo relacionadas con barreras culturales o con desinformación.
Falta de personal adecuado, o de las tecnologías precisas que permitirían transformar esas cadenas de valor.
Conocer la problemática general actual acerca de la economía circular puede ayudar a las empresas a poner el foco en aquello que la sociedad está demandando, trabajando a la vez por un planeta más sostenible, una RSC cercana y que genere confianza, y comprometiéndose con la propia sociedad en la que radica.
Por ello, analizar desde el punto de vista de tu empresa las acciones que se recogen en el siguiente decálogo y planificar cuáles de ellas pueden ser asumidas y los plazos en los que se prevé:
La economía circular es un concepto que realmente puede generar un impacto muy positivo en el medio ambiente. Sobre todo dada la crisis climática en la que vivimos, es necesario que ese cambio de mentalidad se implemente de manera urgente.
Además, en este caso, por los medios que requiere, invertir en economía circular es hacerlo, de manera directa, en el compromiso social y, por ende, en que los consumidores confíen en la empresa. Por tanto, es una de las mejores acciones de RSC que se pueden planificar.
IMAGEN: Ravin Rau
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