En 2018 Unearthed (una organización periodística independiente financiada por Greenpeace y la ONG suiza Ojo Público) dio a conocer en un informe qué hay detrás de las principales empresas que se dedican a vender pesticidas y químicos.

4.800 millones de dólares es lo que ganaron después de vender sus pesticidas las cinco principales empresas del sector. Unas cifras que asustan teniendo en cuenta el uso que se hace de estos productos.

Según los mismos datos: “el 45% de los agroquímicos vendidos por los cinco grandes en países de ingreso bajo o medio entran dentro de esta categoría, y la cifra sube a 65% en el caso de Sudáfrica, 59% en India y 49% en Brasil”.

Los países productores con menos controles a la hora de producir sus alimentos que Europa o Estados Unidos son los que reciben una mayor cantidad de pesticidas y ayudan a enriquecer los bolsillos de las principales empresas.

Lo más preocupante de estas cifras además de las cantidades es la calidad de estos productos vendidos. Según Unearthed: “Casi la mitad (41%) de los de los principales productos de los gigantes agroquímicos BASF, Bayer, Corteva, FMC y Syngenta contienen al menos un plaguicida altamente peligroso (HHP, por sus siglas en inglés)”. Un producto químico que puede sobrevivir en la piel y en la propia fruta o verdura hasta llegar al consumo humano.

Los pesticidas son la base de una alimentación insostenible. Claves a la hora de producir en un mundo cada vez más poblado a un coste bajo. Una superficie cultivada con pesticidas produce más, pero a un precio más bajo, es decir, puede llegar a suponer un beneficio de unos 50 euros.

La misma superficie destinada al consumo ecológico, puede suponer el triple de beneficio. El consumidor prefiere pagar más en algunas zonas del mundo para cuidar al máximo su alimentación.

Actualmente el consumo mundial de pesticidas supera los 3.000 millones de kilos, 0 ’62 kilos por hectárea.

Teniendo en cuenta la cantidad de pesticidas consumidos por hectárea, Japón ocupa el primer lugar con 11 ’85 kilos, le siguen Corea del Sur (11′ 32) y Taiwán (10 ’78).

Por el contrario, en la otra balanza del ranking están los países que más pesticidas consumen China con 1.807 millones de kilos, seguido por Argentina (207 ’71) y México con 98′ 81 millones de kilos, siendo centros productivos con grandes extensiones de terreno que usan para alimentar a su población.

Las universidades se han puesto a trabajar para intentar frenar este abuso de pesticidas o al menos eliminar el uso de las casas. Para saber si un producto contiene pesticidas o químicos han creado una película que se coloca en la propia fruta o verdura.

Esta genialidad es obra de investigadores de la Universidad ITMO (Rusia), la Universidad Nacional de Singapur y la Universidad de Rovira i Virgili (España).

Esta cinta se crea combinando nitrato de plata con el compuesto orgánico de melamina, la mezcla se añade a una placa de Petri que contiene una capa base de gel de agar.

La melamina es la encargada de atraer a cualquier molécula de pesticida que esté presente en la piel del vegetal fresco, al retirar la tira se puede comprobar si la fruta está limpia o no.

• No se contaminan las aguas residuales, el agua que se usa para regar estas plantas queda totalmente limpia.
• Se producen frutas y verduras más saludables para el cuerpo. Los pesticidas y químicos pueden producir enfermedades a corto o largo plazo.
• El sistema se vuelve sostenible. No es necesario producir lejos o causar la muerte de ciertas especies de insectos para conseguir una producción alimentaria sostenible.