Con la llegada de la Covid 19 el mundo se paralizó y cambiaron las normas. Los objetivos de desarrollo sostenible que muchas naciones decían tener como prioritarios, pasaron en la agenda a un segundo plano y ahora, con la situación más calmada, podemos observar sus consecuencias. Por su parte, la reina innegable de esta nueva normalidad, la tecnología, promete superar la situación, recogiendo nuevos datos.
Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS) fue el nuevo nombre que adoptaron los Objetivos de Desarrollo del Milenio después de que las potencias mundiales no lograran llevarlos a cabo en 2015. La nueva fecha, 2030, parece ahora inalcanzable tras los estragos de la pandemia.
Los ODS son el fin de la pobreza, el trabajo decente y el crecimiento económico, la educación de calidad, la acción por el clima, la igualdad de género y la producción y el consumo responsables, entre otros.
Es decir, tocan tres vertientes fundamentales: social, económica y ambiental.
Pero la puntuación mundial de los ODS por primera vez disminuyó con respecto al año anterior, en 2020. Los principales responsables: el desempleo y la pobreza como consecuencias de las nuevas medidas impuestas a partir de la crisis del Coronavirus.
Todos estos resultados no se están pudiendo valorar debidamente por los retrasos en las estadísticas e informes.
Algo más ha manifestado la crisis de la pandemia; las diferencias de desarrollo económico entre países. Los de ingresos más altos se han endeudado como consecuencia de la crisis sanitaria, en cambio, los LIDC (en inglés, Low-income developing countries), por su menor solvencia crediticia dentro del mercado, no han podido hacerle frente a la situación del mismo modo.
En los estragos de esta brecha cada vez mayor, se prevé un estancamiento de los países con ingresos reducidos y baja solvencia en pos de los más adinerados, que se estipula, finalicen antes con la crisis del Coronavirus.
Como hemos comprobado todos estos meses, la nueva situación se ha apoyado fundamentalmente en las posibilidades que brinda la tecnología.
El trabajo desde casa, la atención sanitaria o el mantenimiento de los servicios sociales se han visto sustentados por nuevos avances que, a su vez, se han manifestado como extremadamente eficaces.
Fundamentalmente, esta mayor infraestructura digital, promete ser la pieza clave para la atención sanitaria universal, que es ahora mismo el principal interés. Pero de ella se derivarán también otros avances relacionados con los ODS, como son la inclusión social o las oportunidades económicas.
No obstante, según diversas fuentes y estadísticas, los avances de estas nuevas herramientas podrían haber sido mayores si no hubiésemos fallado en la medición de datos.
Durante la pandemia han existido números poco esclarecedores, retrasos e incluso vacíos que han podido resultar algo ineficaces en su carrera por la mejora de la salud de los ciudadanos.
Como de ello se deriva, puesto que las miras están ahora en la pandemia, la medición de los ODS habrá sido inevitablemente más opaca.
Las tasas de pobreza, la desigualdad de género o el intento por crear energías asequibles y no contaminantes están viendo reducidos sus datos, aquellos que las diferentes entidades y gobiernos tomaban como base para acciones futuras.
Pero este inconveniente es ahora una oportunidad que las potencias deben aprovechar. Todos aquellos baches o datos ineficaces y mal adquiridos van a ser revisados con el objetivo de contar con nuevos parámetros.
Estos, en principio supondrán un cambio cuantitativo y cualitativo que acelerará la llegada de la Agenda 2030.
Para ello se han citado cuatro ODS destacados: educación de calidad, igualdad de género, vida submarina y acción climática.
En todos ellos ha habido una extensa recogida de datos pero las medidas y políticas propuestas no han sido capaces de mejorarlas.
El motivo es que una vez se recogieron los datos estos no se volvieron a revisar mientras se aplicaban las políticas. Si en algún punto fallaron o se alejaron de sus objetivos, no se ha encontrado el cuándo. De ese modo la solución parece estar clara; un continuo seguimiento de los parámetros permitirá obtener más información y reconstruir las políticas para hacerlas más adecuadas a problemas actuales y anticiparse a aquellos aún no detectados.
Este artículo se ha realizado en el marco del Convenio de la Resolución del Consejo de Cámaras de comercio de la Comunidad Valenciana e IVACE, en favor de la difusión de la SOSTENIBILIDAD para el año 2021.
Imágenes: Unsplash y Freepik
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