La igualdad de género en los procesos de selección es el gran enemigo a batir de un competitivo mercado laboral. En España 9 de cada 10 empresas españolas ya tienen al menos una mujer en los puestos directivos, pero sigue estando lejos de los datos europeos
Este desequilibrio se produce en gran medida por los procesos de selección en los que no se ejecutan acciones en pro de la igualdad de género, sino que se tienen en cuenta algunos factores ajenos a la valúa de la persona.
Este proceso natural está siendo eliminado con las nuevas bajas laborales, iguales en hombres y mujeres.
Esta estrategia que ha empleado España se une a otros aspectos que las empresas deben conocer.
Las empresas deben empezar a pensar en términos de igualdad de género. España avanza imparable hacia los conceptos más europeos a nivel laboral. Atrás quedan algunas de las premisas de hace unos años. El número de mujeres y hombres se equipará del mismo modo que lo hace en una sociedad cada vez más igualitaria. La caída de los antiguos roles de género es una realidad que se materializa en las empresas.
Creando barreras o manteniendo alejado de un puesto con fundamento a una persona con mucha valía. A la hora de realizar un proceso de selección se usan unos criterios que directa o indirectamente pueden favorecer a una persona en concreto. Existen mecanismos para evitarlos, como también la llamada discriminación positiva para incluir a un genero en el proceso o en el puesto.
La igualdad en el trabajo es un bien preciado que se centra en unos pros y contras.
La discriminación positiva es uno de esos contras que hace que no se produzcan procesos de selección de forma igualitaria. Las plazas públicas, en determinadas profesiones físicas, como policías o bomberos llegan marcadas por requisitos desiguales.
Las plazas reservadas para uno u otro género son fijas sin importar el número de personas que se presenten. De tal forma que las posibilidades cambian en función de cada género. Una desigualdad que se hace evidente una vez tenga que ejercer su profesión. Esta discriminación que podría ser positiva, acaba siendo negativa. Las condiciones cambian en función de la fortaleza física de cada género.
Estas claves evitarán esta discriminación que se puede producir a la hora de seleccionar a una persona para un puesto de trabajo.
El puesto debe ser neutro sin que el género acabe siendo un factor determinante. Un currículum ciego puede ayudar a evitar caer en cualquier estereotipo. El candidato llegará al puesto en función de su valúa sin saber el nombre.
La imparcialidad es un factor a tener en cuenta que marcará la diferencia. Las pruebas deben estar adecuadas al puesto, pero sin tener en cuenta el sexo.
El ambiente integrador es fundamental. Hombres y mujeres trabajando de forma igualitaria sin tener en cuenta la documentación enfocada en el género o los puestos realizados de esta forma.
El plan de igualdad de cada empresa debe intentar suplir las deficiencias establecidas. El número de hombres y mujeres en algunos puestos puede no ser el mismo. Las razones empiezan en el propio proceso de selección.
Las pruebas de selección serán con códigos y no con nombres. De esta forma de podrá realizar una evaluación sin género de esa persona que aspira al puesto.
El anonimato en las administraciones públicas es uno de los factores más importantes a la hora de realizar un proceso de selección. Un factor con el que determinadas empresas no cuentan, sino que sucede todo lo contrario, los procesos personalizados suelen dar lugar a procesos de selección ajustados a la igualdad de género.
Cada persona que se enfrenta a un proceso laboral a las administraciones públicas realiza exámenes adecuados para el puesto sin pensar en un candidato o género. A pesar de que hay algunos puestos en los que las mujeres predominan. El llamado principio de igualdad es el que está presente en la mayoría de estos procesos que han sido los primeros en implementar un sistema destinado a acabar con la brecha de género.
El otro factor que destaca de las administraciones públicas es el sueldo equitativo. Hombres y mujeres aspiran a una posición totalmente igualitaria. Algo que en la empresa privada aún está lejos de cumplirse.
Las administraciones públicas van por delante en procesos y puestos destinados a cubrirse con personas sin importar el género.
Este artículo se ha realizado en el marco del proyecto: Rsircle 21, financiado por la Conselleria de transparencia, responsabilidad social, participación y cooperación de la Generalitat Valenciana y Caixa Popular.
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