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La gestión ambiental y el desarrollo sostenible

La gestión ambiental está ganando cada vez más relevancia en los últimos años. Conocer los impactos ambientales que genera un comercio, reducirlos e incluso prevenirlos es una tarea fundamental para el desarrollo de dicha actividad económica. Todo comercio que gestione adecuadamente los aspectos ambientales estará contribuyendo a la consecución del desarrollo sostenible y como iremos viendo a lo largo de esta Guía mejorará su competitividad.

El concepto de desarrollo sostenible fue propuesto por primea vez en la Unión Internacional para la Conservación de la Naturaleza (UICN) en 1981, en su informe “Cuidar la Tierra”. Posteriormente, en 1987, se consagró como modelo de desarrollo en virtud del Informe Brundtland, de la Comisión Mundial de Medio Ambiente y Desarrollo, auspiciado por la ONU.

El desarrollo sostenible se puede definir como “el desarrollo que satisface las necesidades de la sociedad actual, sin poner en peligro la capacidad de las futuras generaciones para atender a sus propios problemas y demandas”. Este desarrollo supone, entre otros muchos, los siguientes criterios:

  • No existe el crecimiento infinito, ya que la materia en la Tierra es finita.
  • Se ha de conocer las interacciones empresa-entorno.
  • Se ha de considerar en el balance económico los impactos ambientales y los costes ambientales.
  • El desarrollo sostenible, solo se alcanzará con una alianza y cooperación público-privada.
  • Utilizar recursos no renovables en una cantidad menor que la de su sustitución por recursos renovables.
  • Consumir recursos renovables a un ritmo menor que el de su reposición.

Desde hace años diversos organismos internacionales como la ONU, el PNUMA, la U.E. y otros están haciendo un llamamiento a revisar el modelo de producción y consumo, ya que éste está basado en un modelo donde se prima la obtención del mayor beneficio económico posible a corto plazo sin considerar los daños al medio ambiente que se están causando. La sobreexplotación de los recursos naturales, la especulación sin una coherente planificación del terreno, determinados subsidios que impiden el crecimiento de una “cultura de la iniciativa y el esfuerzo”, la falta de más cooperación entre las naciones, regiones y organizaciones de todo tipo en temas tan sensibles par el entorno como la gestión del agua, de los recursos naturales, de la energía, la lucha contra el cambio climático, etc.…hacen más vulnerable la sostenibilidad del ser humano en la Tierra, causándole una muy profunda huella ecológica.

La inacción por parte de las empresas en materia de gestión ambiental y de los impactos negativos al entorno, a no ser que tuvieran una repercusión directa en su cuenta de resultados, está generando una serie de daños que deben cesar. Las empresas, los comercios deben conocer su situación de partida en cuanto a la interacción con el entorno donde interactúan. Se ha de reconocer que una errónea concepción empresarial negacionista del impacto ambiental de su actividad económica se basaba en una serie de principios tales como:

  • Creencia en el crecimiento económico ininterrumpido, basado en la conquista constante de nuevos mercados y en la capacidad de la tecnología para dar respuesta a todos los nuevos retos de producto, de proceso o de materias primas que se pudieran plantear a la empresa.
  • La preservación del medio ambiente es un problema exclusivo de los gobiernos y no de la empresa. Desde este punto de vista, es a las administraciones a quienes compete velar por el bien común y la conservación del medio ambiente es un componente más de este bien común.
  • Percepción de la empresa sólo está presente en la sociedad para obtener el máximo beneficio posible sin internalizar los costes ambientales asociados a los productos y servicios que introduce en el mercado.
  • Visión empresarial cortoplacista, con una visión de negocio más local que global y más a corto plazo que a medio o largo plazo, sin una clara visión estratégica del negocio.

 

Esta tipología de empresas son la que los mismos consumidores, las asociaciones empresariales de su misma actividad, las administraciones competentes y la sociedad en general, están dando la espalda y apostando por empresas que demuestren que colaborar con la sostenibilidad de todo el sistema es más ventajoso para ellas, para la sociedad y el medio ambiente.

Actualmente un comercio no puede mantenerse en el mercado con estos principios donde el factor ambiental no se considera en la gestión empresarial.

Lo cierto es que las empresas y le comercio están empezando a “gestionar” su fracción ambiental de influencia. En este sentido es interesante analizar las transformaciones del entorno que han provocado este cambio y cuáles son los motivos que hoy día puede tener un comercio para adoptar una gestión ambiental avanzada en su organización.

bosque

Los cambios en el entorno.

Entre los diversos los factores del entorno que están provocando cambios en la cultura empresarial en el comercio, para que estén comenzando a gestionar sistemáticamente sus aspectos ambientales, cabe destacar:

  • Cambios en el entorno político-legal. Los gobiernos han empezado a elaborar leyes y reglamentos que no sólo limitan el deterioro ambiental por parte de las empresas en muchos aspectos: emisiones, residuos, envases, uso del agua o de los recursos energéticos, sino que introducen la responsabilidad del fabricante del producto y de aquella empresa que los introduce por primera vez en el mercado. A los comercios les hacen partícipes de la extensión de la responsabilidad ambiental de los productores y les exigen modelos de gestión de productos y residuos de estos productos, como pueden ser los envases y embalajes y los PUE (productos que utilizan energía).
  • El cliente comienza a exigir a los comercios productos y servicios con menor impacto al medio ambiente. Se puede constatar que cada vez más son los comercios que ofrecen más productos con etiquetado ecológico o con propiedades proactivas con el entorno, así como el ofrecer más información ambiental de los productos que puede adquirir un cliente. Cierto es que la demanda y el comercio de productos ecológicos y más sostenibles (comercio justo) crece año tras año.
  • Búsqueda de la eficiencia. Los comercios por cuestiones económicas de reducción de gastos están constantemente mejorando y optimizando procesos. En este sentido, se puede vincular esta reducción de costes con reducción de impactos ambientales llegando el comercio a ser más ecoeficiente. Un claro ejemplo es el ahorro energético y la eficiencia en los sistemas de envases.
  • La competencia. La no consideración de los factores ambientales se traduce en una pérdida de cuota de mercado a manos de los competidores que si introdujeron alguna mejora ambiental en sus productos o procesos o que fueron capaces de convencer a sus clientes de su bondad ambiental respecto a otros productos semejantes, verán recompensado su esfuerzo. Una sociedad bien informada y que valora la sostenibilidad exige empresas y comercios más sostenibles.
  • Los trabajadores. Todo el movimiento en torno a la salud laboral y a la seguridad e higiene en el trabajo, la responsabilidad social de la empresa, donde se le da un nuevo protagonismo más proactivo a las empresas, hace que el trabajador, se convierta en un actor principal de la mejora continua del comercio.
  • Factores del entorno social. La sensibilización ambiental de la comunidad donde se asienta la actividad comercial, la actitud de los medios de comunicación o incluso la opinión de los accionistas, la reputación corporativa y el inicio de la implantación de la Responsabilidad Social de la Empresa. Un consumidor más exigente con lo que adquiere desea una experiencia satisfactoria a la hora de adquirir productos que sean coherentes a sus valores y estilo de vida, entre estos cada vez más están el respeto al medio ambiente y la salud.
  • Empiezan a influir también factores de tipo financiero. Algunas entidades financieras subordinan cada vez más la concesión de determinados créditos a que las operaciones y proyectos de desarrollo de un negocio sean más respetuosos con el medio ambiente.
  • Finalmente existen factores éticos. La ética en los negocios, en el comercio, la transparencia y veracidad generan confianza y ésta, fidelidad del cliente.

Todos estos vectores de cambio están provocando que los comercios vayan incluyendo la gestión ambiental en su agenda. En este nuevo contexto, entre las distintas razones que empujan a un comercio a implantar una gestión ambiental avanzada cabe destacar:

dinero
  • La seguridad. Las empresas/comercio pretenden con ello reducir riesgos: de que la Administración ambiental sancione a la empresa por algún incumplimiento o lamentable incidente que afecta al medio ambiente, de incurrir en delito ambiental, de que los vecinos protesten, de que los ecologistas emprendan una campaña en contra de algún aspecto ambiental de a empresa, etc.
  • La calidad. La mayor interacción entre el comercio y el cliente exige a los comercios a considerar desde hace ya tiempo conceptos de gestión de calidad y su control. La difusión de normas internacionales como las ISO 9.001, han homogeneizado criterios y aproximado formas de proceder. La gestión ambiental en un comercio aparece, así como una nueva línea de gestión de la empresa por conseguir un nivel elevado de calidad total y de excelencia empresarial.
  • La eficiencia y el ahorro. Una positiva gestión ambiental en un comercio puede llegar a suponer considerables ahorros en costes, por ejemplo, en la gestión del agua o de la energía, venta de subproductos, etc.
  • El mercado. Las posibilidades que ofrece una adecuada gestión ambiental en un comercio van desde la posibilidad de captar nuevas cuotas de mercado, abrir mercados nuevos llegando a un colectivo de consumidores más sensibles con la sostenibilidad o, simplemente, consolidar y fidelizar los clientes actuales.
  • La imagen. Es un intangible que los comercios cada vez valoran más. Un comercio que pretenda crecer y desarrollarse en una localidad concreta no desea tener una imagen (marca) de empresa contaminante y agresora con el medio ambiente. Un comercio más sostenible que cuida su relación con el medio ambiente cuidará el trato con sus grupos de interés, es decir, con los clientes, los trabajadores, los proveedores, con los vecinos de su barrio, la administración, con las organizaciones sociales que colabora, etc. Realizar una adecuada gestión ambiental mejorará la imagen del comercio y su relación con el entorno.

Artículo realizado en el marco del proyecto ECOS, financiado por la CONSELLERÍA DE PARTICIPACIÓN, TRANSPARENCIA, COOPERACIÓN y CALIDAD DEMOCRÁTICA, de la GENERALITAT VALENCIANA.

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