La pandemia ha cambiado la manera de ver las cosas. El impacto que ha tenido ha sido brutal y sus consecuencias se están dejando ver tanto a nivel personal como en el ámbito empresarial.
Uno de los aspectos que no dejó indiferente a nadie fue ver cómo se habían reducido el número de emisiones contaminantes. El parón obligatorio en muchas empresas durante los peores meses del desastre sirvió para apreciar el descenso de los índices de contaminación en muchas ciudades.
Aprender de todo esto es importante y cada vez son más las personas que se decantan por elegir empresas que contribuyan a un entorno más sostenible. Y precisamente por ello, la mayor parte de las compañías están invirtiendo en planes de responsabilidad social corporativa enfocados al medioambiente.
Sin embargo, el ser humano es el único animal que tropieza dos veces en la misma piedra. Tal vez por esto, hay que preguntarse si realmente seremos responsables con nuestro planeta tras el paso de la pandemia.
Imágenes que muestran la sorprendente caída de la contaminación del aire en China desde el inicio de la crisis
El COVID ha cambiado radicalmente la forma de ver y entender el mundo. A nivel personal, son muchos los que se han replanteado su vida fuera de los grandes núcleos urbanos, la demanda de casas con jardín y viviendas en el entorno rural se ha disparado.
Espacios verdes privados en donde poder encontrarse a gusto y en soledad, sin tener que estar recluido necesariamente entre cuatro paredes.
Por parte de las empresas, se han aprovechado al máximo las mejoras en telecomunicaciones facilitando el teletrabajo. Este desarrollo del teletrabajo también ha afectado positivamente al medio ambiente.
La menor cantidad de desplazamientos desde el hogar al puesto de trabajo implica que sean menos coches los que salgan a la calle. El impacto todavía es bastante minúsculo y, a pesar de que contamos con la tecnología necesaria, el teletrabajo a nivel global todavía se encuentra en pañales.
Todos estos cambios también se pueden ver en el desarrollo de conceptos que hasta hace unos años eran una simple teoría, las oficinas híbridas. Estas oficinas híbridas suponen un concepto nuevo en donde el propio empleado puede desarrollar su trabajo con total flexibilidad, ya sea desde la empresa o desde su casa.
Todos estos cambios también precisan de nuevas soluciones diferentes. El teletrabajo también cuenta con sus propios riesgos laborales. Además de adecuar la instalación de la casa al propio desarrollo del trabajo, también es importante poder ofrecer una conexión segura para la empresa y el propio trabajador.
No se puede desarrollar el teletrabajo en una silla de la cocina o en una habitación compartida, por lo que el mobiliario y la disposición son unos temas que la empresa tiene que tratar.
Estos nuevos problemas incrementan los seguros que pueden contratar las pymes y las empresas, con nuevas cláusulas enfocadas a proteger a la empresa de estos problemas.
Llevamos años viendo como la educación a distancia cada vez es más importante. Se cuenta con la tecnología y los medios necesarios para poder estar conectados desde cualquier lugar en cualquier momento.
Aprovechar todos estos recursos para potenciar el teletrabajo permite optar por una forma de empleo mucho más segura en los tiempos que corren y también dar un descanso al planeta.
Decir adiós a esos atascos de hora punta cuando todo el mundo sale de trabajar a la misma hora o tener que prepararse horas antes de ir a empezar a trabajar.
El teletrabajo puede suponer una forma bastante responsable para comprometerse con el bienestar del medio ambiente sin que se perjudique el rendimiento del trabajador en la empresa.
Los aparatos cada vez son más inteligentes y esto, a una gran escala, puede ayudar a reducir en una gran medida el despilfarro de recursos del planeta.
Estamos hablando de unas persianas eléctricas que saben aprovechar al máximo la incidencia del sol para reducir el gasto en calefacción o de electrodomésticos que aplican la potencia justa dependiendo de la situación sin gastar más energía de la debida.
Se va mucho más allá de la clásica eficiencia energética. Aprovechar toda la inteligencia que ofrece Internet a estos aparatos nos permite desarrollar un mundo más sostenible.
Un mundo en donde los recursos sean aprovechados de una forma mucho más eficiente y en donde también el reciclaje juega un papel importante.
Gracias a este Internet de las cosas es posible anticipar la demanda eléctrica que puede tener una ciudad o, en nuestro caso, una empresa. Así será mucho más sencillo poder hacer llegar dicha energía a núcleos de población más aislados que serán los que más la necesiten.
Movilidad inteligente sostenible y menos emisiones de CO2, gracias al uso de sensores y las herramientas adecuadas que cuenten con dicha inteligencia artificial se puede ahorrar una gran cantidad de energía a base de gestionarla mucho mejor.
Imágenes: Unsplash y Freepik
Este artículo se ha realizado en el marco del programa SocializaRSE 21, financiado por la Conselleria de economía sostenible, sectores productivos, comercio y trabajo de la Generalitat Valenciana.
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