Las baterías que ya no sirven para su uso original, pero aún mantienen una capacidad significativa, pueden reutilizarse en aplicaciones menos exigentes. Es el caso de las baterías de vehículos eléctricos que tras ser retiradas pueden ser utilizadas como almacenamiento de energía estacionaria, vehículos eléctricos de menor exigencia, o incluso como respaldo en sistemas de energía renovable. Esto es lo que se conoce como segunda vida de las baterías.
La segunda vida de las baterías tiene un impacto beneficioso crucial en las empresas que lo apliquen, en varios aspectos: sostenibilidad, eficiencia económica y operativa. Aprovechar esta segunda vida forma parte de una economía circular, donde los recursos se reutilizan y se gestionan de forma más eficiente, lo que optimiza los procesos de producción y distribución.
El primero de los beneficios que aporta la segunda vida de las baterías es la reducción de costes. Las empresas pueden vender o utilizar baterías de segunda vida a un coste inferior que las nuevas, lo que puede implicar un ahorro sustancial. Y el segundo es la posibilidad de generación de nuevos negocios. Esto es un modo de diversificar, ya que se puede ampliar su oferta mediante la gestión de la segunda vida de las baterías, ofreciendo soluciones de almacenamiento de energía de bajo coste, convirtiéndose en una fuente adicional de ingresos.
Otras ventajas son la reducción de residuos y aprovechar la segunda vida de las baterías, lo que supone una vía interesante para minimizar los desechos generados por baterías fuera de uso.
Las empresas que incluyen baterías en sus productos deben implementar varios procesos para gestionar correctamente la segunda vida de sus baterías. Dichos procesos son:
Las soluciones más innovadoras en la gestión de la segunda vida de las baterías pasan por el diagnóstico de las baterías. Este es un proceso complejo con un coste en tiempo elevado y que se está optimizando. Esto se espera que permita el reacondicionamiento modular, en los que las baterías usadas se desensamblan y sus componentes se reutilizan de manera eficiente en nuevas aplicaciones. En esta línea, los avances en las investigaciones que el Centro Tecnológico de la Energía (ITE) está llevando a cabo en el proyecto REINFORCE, financiado por la Comisión Europea con expediente GA101104204, están orientados a profundizar en el desarrollo de técnicas de diagnóstico de baterías para segunda vida.
Estas soluciones innovadoras no solo fomentan la segunda vida de las baterías, sino que también contribuyen a un modelo de negocio más sostenible y rentable a largo plazo para las empresas que lo adopten. Con estos procesos y beneficios bien implementados, las empresas pueden mejorar su rentabilidad, cumplir con los requisitos ambientales cada vez más exigentes y posicionarse como líderes en sostenibilidad y economía circular, aportando valor añadido y competitividad.
Este artículo se ha realizado en el marco de la Resolución de IVACE+i de concesión de una subvención al Consejo de Cámaras de la Comunitat Valenciana, para el fomento de la Sostenibilidad y Desarrollo Sostenible en el año 2024.
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