Durante mucho tiempo, el crecimiento económico ha estado ligado a la explotación intensiva de recursos naturales, al consumo desmedido y a la contaminación. Esta forma de desarrollo ha generado bienestar para algunos, sí, pero también ha traído consigo desigualdad, degradación ambiental y una crisis climática global. Frente a esta realidad, ha surgido un nuevo enfoque que busca equilibrar el desarrollo económico con el respeto al planeta: la economía verde.
Este concepto no solo está revolucionando la forma en que entendemos la economía, sino que se está convirtiendo en la base de un futuro más sostenible y justo. Pero… ¿qué es realmente la economía verde? ¿Cómo funciona? ¿Y por qué debería importarnos?
¿Qué es la economía verde?
Según el Programa de las Naciones Unidas para el Medio Ambiente (PNUMA), la economía verde es aquel modelo económico que mejora el bienestar humano y la equidad social, mientras reduce significativamente los riesgos ambientales y las escaseces ecológicas.
En otras palabras, es una economía que genera riqueza y empleo sin destruir el medio ambiente, apostando por energías limpias, producción sostenible, innovación tecnológica, reciclaje, movilidad eficiente y gestión responsable de los recursos naturales.
¿En qué se diferencia de la economía tradicional?
La economía tradicional (también llamada economía “gris”) ha funcionado bajo un modelo lineal: producir, consumir y desechar. Este sistema ha permitido una expansión rápida, pero también ha traído consigo grandes desequilibrios: deforestación, contaminación de suelos y aguas, pérdida de biodiversidad, cambio climático y un uso excesivo de recursos no renovables.
En cambio, la economía verde propone un modelo circular y regenerativo, donde el crecimiento no está reñido con la conservación del medio ambiente. Se basa en principios como:
¿Qué sectores abarca?
La economía verde no se limita al sector ambiental o energético. Abarca todas las actividades productivas, siempre que se orienten a la sostenibilidad. Algunos ejemplos de sectores clave son:
Beneficios de una economía verde
Pasar a una economía verde no es solo una acción ética o ambiental, sino también una gran oportunidad en todos los niveles:
El cambio hacia sectores sostenibles genera millones de puestos de trabajo, conocidos como empleos verdes. Desde instaladores de paneles solares hasta técnicos en eficiencia energética o expertos en movilidad urbana, las nuevas profesiones están en auge.
Aunque la transición puede implicar inversiones iniciales, el uso eficiente de recursos reduce gastos energéticos, hídricos y de materias primas, haciendo a las empresas más competitivas y resilientes.
Reducir la contaminación del aire, del agua y del suelo tiene un impacto directo en la salud de las personas. Menos enfermedades respiratorias, menor exposición a químicos y más espacios verdes mejoran la calidad de vida.
Frente a las crisis climáticas o energéticas, los sistemas sostenibles están mejor preparados para adaptarse, responder y recuperarse, tanto en el ámbito económico como social.
La economía verde está alineada con los Objetivos de Desarrollo Sostenible (ODS), especialmente el ODS 7 (energía asequible y no contaminante), ODS 12 (producción y consumo responsables) y ODS 13 (acción por el clima), entre otros.
Desafíos para su implementación
Aunque los beneficios son evidentes, también hay retos importantes:
¿Qué papel tienen las empresas y los ciudadanos?
La economía verde no depende solo de los gobiernos. Cada actor tiene un papel crucial:
Ejemplos de economía verde en marcha en el ámbito de la Comunidad Valenciana
Valencia, Capital Verde Europea 2024
Aunque el título fue otorgado a otras ciudades, Valencia ha impulsado un plan ambicioso para convertirse en ciudad climáticamente neutra en 2030. Incluye medidas como:
Proyectos industriales sostenibles
Parques empresariales como el de Riba-roja y Paterna están integrando criterios de sostenibilidad: gestión hídrica eficiente, energías limpias, reciclaje compartido y certificaciones ambientales (ISO 14001)
Turismo regenerativo y agrícola
Iniciativas como “Mediterranean Trail” promueven el turismo rural y ecológico, integrando agricultura biodinámica, recuperación de oficios y hospedajes con neutralidad de carbono
Conclusión: hacia un futuro verde… y posible
La economía verde no es una utopía, es una necesidad. El modelo económico actual está agotado, y el planeta nos está mostrando los límites con más fuerza que nunca. Cambiar no será fácil, pero ya no podemos permitirnos no hacerlo.
Lo verde no es solo ecológico: también es rentable, justo, moderno e inteligente. Avanzar hacia una economía verde es avanzar hacia un futuro donde el progreso y el planeta puedan ir de la mano. Y en ese camino, cada decisión que tomamos —como consumidores, empresarios o ciudadanos— cuenta más de lo que imaginamos.
Este artículo se ha elaborado en el marco del proyecto de EEN-SEIMED financiado por la Red Enterprise Europe Network 2024, de la Unión Europea.
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